III

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Estuvo caminando por espacio de una hora, sin detenerse a contemplar nada en concreto, simplemente quería meditar un poco sobre su desición por quedarse en ese sitio.

"No les des problemas a tus abuelos, ttebane"

No quería ser una carga para ellos, tenía que salir adelante por su cuenta, no rendirse. Podía lograrlo si se lo proponía y se esforzaba como nunca lo había hecho. Se graduaría, sin importar qué pasara.

-¡A un lado, idiota!

Al levantar la mirada y ver el semblante retador, se hizo a un lado. Un dolor punzante le quedó grabado en la piel, producto de aquel choque accidental. Era, en escencia, un golpe más para anexar junto al brutal derechazo que casi le rompe la mandíbula.

Naruto siguió su camino y pensó que tenía buena suerte de que Sakura fuera su compañera y además, decidiera quedarse. Hacía varios minutos que se habían separado, justo despues de haber finalizado el examen de admisión, al menos el primero. Sakura había alegado querer familiarizarse con las chicas y, de un momento a otro, se había ido por su cuenta, mientras que Naruto se dedicaba a explorar las inmensas instalaciones del internado.

El lugar era tétrico de por sí. Se respiraba una pesadez abrumadora en el ambiente, miraras a donde miraras, había alguien dispuesto a sostener una pelea. Ojos amenazantes, cuerpos fornidos y actitudes reticentes. Todos estaban con la guardia en alto, expectantes. Y Naruto había desistido muy rápido en su fallido intento por hacer algún amigo. Se sentía demasiado enajenado al resto, como si estuviera en un universo paralelo y no encajara en ningún sitio por el simple hecho de ser quien era.

Extrañaba a sus padres, añoraba que lo abrazaran de nuevo, que lo mimaran como solo ellos sabían, que lo llenaran de besos y promesas a futuro porque, ciertamente, necesitaba aferrarse a uno.

Al salir por la puerta trasera del edificio, Naruto vio algo que llamó su atención de inmediato. La fresca brisa que impactaba contra un sólido objeto metálico, tan solitario como él se sentía en esos instantes.

Se encaminó despacio hacia alli, temiendo que de pronto alguien se le adelantara y le escupiera mil y un recriminaciones por osar tocar esa derruida pieza de metal. Pero nadie más vino. Naruto se sentó lentamente en el columpio, se fijó brevemente en el frondoso ciprés que proyectaba una siniestra sombra a sus espaldas, despues se sujetó de las cadenas y se meció suavemente con ayuda de sus pies.

Hasta hace pocas semanas, sentía que podía cumplir lo que se propusiera, por más complicado que esto fuera. Poseía una confianza que rayaba en lo absurdo. Y sin embargo, con la muerte de sus padres, ya no creía en nada. Ni siquiera estaba seguro de poder pasar la segunda prueba. Solo había sido un golpe de suerte. Su examen estaba en blanco cuando se anunció la verdadera finalidad de la prueba. Sin embargo aun podía fracasar.

Y entonces regresaría a casa de sus abuelos como un perdedor. Un inútil que había dependido tanto de sus padres, que ahora no sabía cómo valerse por sí mismo.

Cuando regresó al comedor,  Naruto sintió un vuelco en el estómago. No había nadie...

Corrió hacia el patio delantero, el corazon le palpitaba rápidamente. Se había retrasado por aislarse del resto de estudiantes.

"Por favor, que no sea muy tarde"

Se acercó a la enorme hilera cuando logró ubicar la cabellera rosada que sobresalía de los demás.

-¡Sakura chan!

La aludida hizo un mohín al girarse. Naruto llegó hasta su lado de la fila, agitado y nervioso.

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