Hablando con un fantasma y una bola 8

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El fantasma flotaba hacia nosotros. Su humor era difícil de discernir, ya que no tenía cara, pero parecía agitado. Me señaló con el dedo y acto seguido hizo una serie de gestos con las manos que no entendí: agitó los puños, entrelazó los dedos, ahuecó una mano como si sujetara una esfera. Entonces se detuvo al otro lado de la mesa de centro.

—¿Qué pasa, Quesito?— preguntó Leo.

Josephine suspiró.

—¿Quesito?

—Si, es naranja— dijo Leo—. ¿A qué se debe? ¿Y por qué no tiene cabeza?

—Leo— lo reprendió Calipso—. No seas grosero.

—Ey, es una pregunta razonable.

Emmie observó los gestos de las manos del fantasma.

—Nunca lo había visto tan alterado. Emite una luz naranja porque... bueno, la verdad ni idea. En cuanto a lo de que no tiene cabeza, su hermano le cortó la cabeza.

—¿Que su hermano hizo que?— preguntó Calipso.

—Verán, el fantasma se llama Agamedes, era el hermano menor de Trofonio, el espíritu del Oráculo Oscuro. Y...

—Quiere la bola 8 mágica— interrumpió Josephine—. Vuelvo enseguida.

Fue corriendo a su taller.

—¿La bola 8 mágica?— Leo le sonrió a Emmie. En la etiqueta de su nuevo overol decía GEORGIE—. Está bromeando, ¿verdad?

—Habla totalmente en serio— dijo Emmie—. Sentémonos.

Calipso y Emmie tomaron asiento en las butacas. Percy se sentó a mi lado en el sofá y Leo junto a él y se puso a dar brincos con entusiasmo.

—Extrañaba tu hiperactividad, Leo— dijo Percy— solamente a tu lado parezco una persona tranquila.

Leo le sonrió.

—Que puedo decir, siempre hay uno más grande.

O pequeño en su caso.

Mientras esperábamos a Josephine, traté de buscar alguna información sobre el fantasma Agamedes en mi memoria. Me sonaba a que tenía algo que ver con Apolo de algún modo, pero no sabía nada más.

Por fin Jo se acercó corriendo. En una mano agarran una esfera de plástico negra. Pintado en un lado en medio de un círculo blanco, había un número 8.

—¡Me encantan esas cosas!— dijo Leo—. Hacia años que no veía una.

Miré el artefacto preguntándome si era alguna clase de bomba. Eso explicaría el entusiasmo de Leo.

—Dirás que, hace una vida que no veías una— dijo Percy.

Me palmé la cara, esos dos solían hacer bromas continuamente sobre el estado de Leo como resucitado, y es que la mayoría de chistes eran malísimos, y aún peor, si me causaban gracia aunque no entiendo por qué.

—¿Que hace?— pregunté.

—¿Estás bromeando?— preguntó Leo—. Es una bola 8 mágica. Responde preguntas sobre el futuro.

—No creo que a Apolo le agrade, así que me agrada.

Calipso se inclinó hacia delante.

—Yo tampoco estoy familiarizada con esta forma de hechicería. ¿Como funciona?

Josephine sonrió.

—Bueno, se supone que sólo es un juguete. La agitas, le das vuelta, y en la ventanita de cristal del fondo aparece una respuesta. A está le hice algunas modificaciones. A veces la bola 8 mágica capta los pensamientos de Agamedes y los pone por escrito.

Las pruebas de la luna: La profecía oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora