Ante la duda, bocaditos de papa

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Recorrimos las calles a oscuras con el frío de primera hora de la mañana, vigilando por si veíamos educadas muchedumbres de blemias asesinos, pero nadie nos molestó. Les conté a Percy y Calipso mis pesadillas por el camino.

También expliqué quién era el emperador, ya que mi sueño había confirmado mis sospechas. Deletreé el nombre C-Ó-M-O-D-O para evitar que el decirlo en voz alta llamara la atención del emperador. Calipso no había oído hablar de él. Claro que ella había estado confinada en una isla durante los últimos milenios. Lógicamente no reconocería a un montón de personas por el simple echo de que no llegaron a su isla. De echo, apenas y sabía quién era Hércules, por lo que Percy le hizo un resumen de lo que ese cerdo le hizo a Zoë.

—¿Conoces personalmente a ese emperador?— preguntó Calipso.

Negué con la cabeza.

—Alguna vez lo vi, pero jamás interactúe con el, si mal no recuerdo es uno de los ex de Apolo.

Percy soltó un bufido.

—Déjenme adivinar, va a atacarte para vengarse de tu hermano, como el noventa por ciento de los que nos han atacado hasta ahora.

—Sí, lo veo probable—asentí—Apolo y yo no somos muy cercanos, pero aún así, atacar a familia de alguien es una manera efectiva de quebrar a esa persona, sino que te lo diga Niobe.

Percy asintió, seguramente pensando su hermanita probablemente recién nacida.

Soplaba aire frío de frente a nosotros, Calipso se peleaba con el cierre de su abrigo plateado de cazadora que le había prestado Emmie, yo llevaba uno igual que me hacía sentir más en contacto con mi yo divina.

—¿Y el Deshojador de la espada?— preguntó Calipso.

—Litierses, hijo del rey Midas. No sé mucho de él, ni por qué sirve al emperador. Esperemos no tener que encontrarnos con el.

—Jason se enfrentó a el durante la guerra con Gaia— reveló Percy— la cara se barro lo había traído como guardaespaldas de Midas, a quien usaba para financiamiento. Jason lo derrotó usando su estilo de lucha Romano, sirvió porque ya saben, Litierses estaba muerto durante el imperio.

Eso me tranquilizó un poco, si el hijo de Júpiter había podido vencerlo, no estábamos en tanta desventaja. Jason era sin duda habilidoso, pero si tuviera que apostar en una pelea, lo haría por Percy.

Calipso flexionó los dedos, tal vez recordando lo que le pasó la última vez que había dado un puñetazo.

—Por lo menos esa hija de Demeter, Meg, escapó de sus escoltas—observó— supongo que es buena noticia.

—Eso espero— esperaba que la joven, cuyo apellido ahora sé es McCaffrey, se estuviera revelando contra Nerón. Pero he tratado con tantas chicas abusadas psicológicamente, que se que es muy difícil salir de una relación tóxica, ya sea de padres e hijos o de cualquier otro tipo.

—¿Y Trofonio?— preguntó Calipso nuevamente—. Si también le guarda rencor a Apolo por no ayudarlo, ¿intentará también vengarse de él atacándote?

Me sobé las cienes.

—No me lo recuerdes, no, espera, si recuérdame patear a Apolo por cada enemigo que me atacó para vengarse de él una vez regrese al Olimpo.

— Vas a gravarlo ¿no?— preguntó Percy.

—Obviamente.

Después de un rato de caminar, Percy preguntó:

—Y... ¿como sacamos a los grifos?

—Esa...—dije— es una excelente pregunta.

—¿Y si le preguntas a tu flecha mágica?— preguntó Calipso

Las pruebas de la luna: La profecía oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora