Caminando por el agua helada de la cloaca que me llegaba hasta los hombros, sentí nostalgia del zoo de Indianápolis. La vida era más sencilla entonces.
Anduvimos tanto tiempo que temí que muriéramos de hipotermia antes de llegar a nuestro destino. Entonces vi un hueco elevado encastrado a un lado del túnel: una vieja plataforma de servicios, quizás. Salimos del fango verde y helado para descansar. Percy nos toco Los hombros a Leo y a mi, secándonos al instante. Aún así, estaba helando. Percy y yo nos acurrucamos uno contra el otro mientras Leo se prendía en fuego.
—Acérquense, mis niños—su sonrisa tenía un aspecto diabólico con el fuego naranja que bañaba su rostro—. ¡No hay nada como un Leo flameado para entrar en calor!
Intenté llamarlo "idiota", pero me temblaba tanto la mandíbula que sólo me salió:
—Id...id...id...id...id...
Mis dedos recuperaron su color. Volví a notar las piernas lo bastante bien para que el roce del grillete de hierro me molestara. Incluso podía hablar sin tartamudear como la metralleta de Josephine.
Cuando Leo estimó que habíamos recuperado el calor, apagó su hoguera personal.
—Ahora si—dijo Percy—. Gracias por salvarme.
—No hay problema—dije—. Me alegro que no te hayas muerto aplastado.
Leo se quedó mirando el agua verde oscuro. Parecía más pensativo de lo habitual, aunque tal vez sólo fuera el hecho de que ya no estaba en llamas.
—¿En qué piensas?—le preguntó Percy.
Él lo miró: ninguna respuesta concisa e ingeniosa, ninguna sonrisa traviesa.
—En... el garaje de Leo y Calipso: reparaciones de automóviles y monstruos mecánicos.
—¿Qué?
—Una broma entre Cal y yo.
No entendía la dichosa broma, el sentido del humor nunca se me dio demasiado bien, en especial cuando se trataba de parejas. Recordé que Calipso y Leo habían estado hablando con Emmie mientras caminaba por el gran salón.
—¿Tiene algo que ver con lo que Emmie te dijo?—aventuré.
Él se encogió de hombros.
—Cosas del futuro. Nada por lo que haya que preocuparse.
—Bueno—dije—, ahora que entramos en calor y estamos secos, supongo que es hora de volver a meterse en el agua.
—Qué divertido—dijo Percy sarcásticamente—. Quédense cerca de mi, intentaré mantenernos secos.
Leo fue adelante, manteniendo una mano en llamas por encima del agua para alumbrar. De vez en cuando, pequeños objetos subían flotando de los bolsillos de su cinturón portaherramientas y pasaban a mi lado: cintas de velcro, bolitas de poliestireno, precintos de alambre multicolores...
Percy iba junto a mi, con los brazos extendidos uno hacia mi y el otro hacia Leo, tomándonos de los hombros y manteniéndonos secos.
La corriente arreciaba y empujaba contra nosotros. Más adelante, detecté unas luces eléctricas y un sonido de voces. Leo apago el fuego de su mano. Se volvió hacia nosotros y se llevó un dedo a los labios.
Después de avanzar seis metros más, llegamos a otros barrotes dorados. Más allá, la cloaca daba a un espacio mucho más grande de donde el agua corría a contracorriente y una parte del caudal se desviaba a nuestro túnel. La fuerza de la corriente del desagüe hacía difícil estar de pie.
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Las pruebas de la luna: La profecía oscura
FanfictionArtemisa superó su primera prueba como mortal, pero aún le aguardan muchos peligros, esta vez su viaje la llevó a Indiana donde se reunirá con antiguas aliadas que dejó de ver hace mucho tiempo. La diosa aun se debate si puede considerar a Percy su...