El monstruo se había enamorado.
Lo supo en todo su cuerpo, que se estremeció hasta el punto de sentir que su corazón podría escapar por su boca, en sus sentidos y en su alma. Incluso en la promesa silenciosa que hizo a los pies del lago, mientras observaba la figura tumbada lánguidamente contra el árbol de cerezos.
Era una ninfa. Las reconocería sin lugar a dudas. No solían acercarse mucho al lugar donde él moraba, pero esa parecía bastante interesada en el néctar que ese árbol entregaba de sus flores.
La ninfa parecía disfrutar por completo. Chupándose los dedos, bebiendo y dejando que las gotas resbalaran por su cuerpo. Se acarició con las hojas, abrió sus ropajes y roció los restos por encima de su piel, desnuda. Blanca y rosada.
Nunca había visto a otra persona masturbarse. Era muy diferente a él.
Mantenía sus piernas abiertas mientras su mano derecha trabajaba sobre sí misma, con su cuerpo arqueándose y su boca abierta. Ronroneando de placer.
Ladeó la cabeza y entonces... le miró.
Tragó, sorprendiéndose. Esperaba que gritase y echase a correr, sin embargo, siguió ahí, entregándose al placer sin dejar de mirarle.
Cuando terminó, él estaba duro y necesitado.
Ella sonrió, coqueta y cruel. Entonces, sí se marchó.
Lee no podía dejar de volver al mismo lugar, a la misma hora, para verla en la misma situación. Todos los días era lo mismo, la misma mirada, la misma sonrisa altiva. No entendía por qué se burlaba de él de esa forma, pero sí empezaba a comprender que había caído presa de su juego.
A la ninfa le divertía torturarle de esa forma, del mismo modo que le gustaba y excitaba que la observase.
Daba igual dónde se colocase, ella siempre sabía en qué lugar estaba oculto. Y, dado al tiempo que llevaba escondiéndose de cazadores insensatos que le consideraban un monstruo por cualquier tipo de tragedia que sucediera en el poblado al que ni siquiera osaba acercarse, era un gran logro.
Una de esas noches, la ninfa no apareció. Curioso, se preguntó si se habría terminado todo el néctar del árbol, pero cuando se acercó, las flores continuaban llenas. Entonces, escuchó aquella risita traviesa que le erizó la piel de la espalda.
Sus brazos, delgados y pálidos se enrollaron en su cuello y sintió el cosquilleó de su aliento en sus orejas.
—Al fin la bestia ha decidido dejar de mirar y unirse a mí.
Dio un respingo, asustado repentinamente. Ella le soltó para que pudiera mirarla.
¡Era más hermosa incluso! La distancia no le había permitido bien del todo sus rasgos. La belleza de sus ojos, de sus cabellos rosados, de su piel brillante, de sus labios y esa pequeña nariz. Llevaba el quimono abierto por delante y podía ver sus senos, pequeños y rosados. El triángulo rosado entre sus piernas. No tocaba el suelo con sus pequeños pies.
ESTÁS LEYENDO
Rose
FanfictionUna rosa y muchas espinas. Amores de cuento de hadas, una bruja, un libro y algunos niños. ¿El misterio será la rosa? Este fic participa en el #multisakumonth2021 y es #sakuharem #multisakumonth2k21 Muchas gracias a la página por dar la oportunidad...