La vida, la muerte y la joven doncella.

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SasuNaruSaku
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Ella sonreía. Miraba a la distancia mientras su cabello caía por la ventana, meciéndose al par del viento. Olía a flores pese a que no las había a su alrededor. Su dormitorio era simple, de aspecto pulcro y blanco. Sólo dos muñecos descansaban junto a sus piernas.

Ellos la observaban desde lejos.

Uno, relajado, sentado en la única silla de toda la habitación. Su mirada azulada como el cielo. Sus cabellos como los aros de los ángeles. El otro, más severo, con la espalda recta y los brazos cruzados. Era todo oscuridad. Sus ojos, su cabello y hasta su sangre fúnebre. No había que hacer muchos malabares para reconocerlos.

La muerte y la vida.

A sus pies, un libro descansaba. No tenía nombre ni título. Era de cuero, de hojas desgastadas, aunque vacías.

—Un pacto es un pacto —dijo la vida, cuyo nombre humano, Naruto, era más pronunciable.

—Lo sé —aceptó la muerte, con el nombre de Sasuke en mundano—. Pero vas a marcar su vida para siempre. Para todo hay un final. Ella siempre será más mía que tuya.

La vida sonrió y pareció iluminar el mundo. A lo lejos, se escuchó el sonido de un bebé. Porque cada vez que sonreía, alguien nacía a este mundo.

—Le haré vivir miles de vidas, miles de amores y miles de experiencias.

—La convertirás en una bruja —puntualizó.

Ambos miraron de nuevo a la joven. Miradas que costaban de esclarecer. ¿Había anhelo? ¿Tristeza?

—Háganoslo antes de que sea tarde —zanjó la muerte—. Su tiempo está llegando.

Ambos levantaron los brazos derechos. El libro comenzó a brillar. Se elevó hacia ellos. La muchacha, como si sintiera un cosquilleo, también se volvió, con los ojos muy abiertos, muy verdes.

—¿Quiénes sois? —preguntó mirándolos alternadamente.

La vida habló.

—Soy el hombre que te hará el amor mil veces.

La muerte habló.

—Soy el último hombre al que recibirás.

Ella se acomodó. Su cabello se esparció alrededor de su cuerpo.

—Soy Sakura —se presentó.

El libro brilló con más intensidad. En letras doradas, el nombre pronunciado se plasmó. Cuando terminó, la vida, Naruto, se acercó a ella y lo depositó sobre sus rodillas. Después, amablemente, posó sus labios sobre su frente en un beso tierno.

—Sakura, este libro es tuyo. Vivirás el tiempo en que se tarde en rellenar sus hojas. Aprenderás y vivirás de él.

Sasuke, la muerte, se acercó. La tomó de la mano y besó su muñeca, ahí donde el pulso latía con fuerza.

—Al final, yo vendré por ti —prometió—. No estarás sola nunca más.

Ella sonrió. Con los ojos llenos de lágrimas.

Ambos inclinaron la cabeza con solemnidad.

—Bruja de las espinas, Rose, tu nombre será.

La bruja sonrió dulcemente. Cerró el libro. Sólo quedaba una página más.

Caminó hasta la cuna y apagó la vela. Sólo quedaba una y era ella.

Próxima pareja: SasuSaku.

RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora