—¿Muñeco?
La adolescente se detuvo en medio del desván. Su traje oscuro y la rosa entre sus dedos delataba el por qué de su presencia en esa casa. Era suya. Ahora. El testamento así lo confirmaba. Aunque, como adolescente, no podía encargarse de todo hasta ser mayor de edad, había una cosa que sí quería llevarse consigo.
Lo conoció cuando era una niña. Durante muchos años pensó que se trataba de su imaginación infantil, pero antes, cuando regresaban de enterrar a su abuela, le vio asomado en la ventana del ático. A la primera oportunidad, decidió ir en su búsqueda.
—Sé que estás aquí. Te he visto por la ventana.
Algo se movió a su derecha. Sonaba a madera arrastrándose, chocando entre sí. Cuando se detuvo justo frente a él, sonrió. Recordaba aquellas memorias de niñez. Casi se le saltaron las lágrimas.
—Yamato.
Él inclinó la cabeza.
—Ese fue el nombre que me pusiste, así es —confirmó—. El ama ha muerto.
—Sí —murmuró afligida—. Su corazón no pudo más. Vivió durante muchos años. Te diré que se fue sonriente. Decía que iba a reunirse con sus amigos y amores.
Yamato volvió a asentir, sentándose. La vieja madera de su cuerpo crujió.
—Ahora sólo soy un despojo de madera sin dueño.
—No es cierto —corrigió—. Yo soy tu nueva dueña, Yamato. Yo te puse nombre y ahora, me encargaré de ti. Como hacía antes. Aprendí a como cuidarte y repararte. Ella me lo enseñó.
El muñeco de madera levanto la cabeza hacia ella. Extendió su mano hacia arriba para que viera las astillas caerse de sus palmas.
—No te preocupes por eso —tranquilizó—. Lo haré bien.
—No es eso —negó él—. ¿Por qué te aferras a algo que está carcomido en vez de continuar tu vida? Cuando eras niña también pasabas muchas horas aquí, alejada de los demás niños, jugando conmigo.
—Bueno —murmuró arrodillándose delante de él—. Aprendí que los niños no sólo son crueles cuando son niños. También crecen y se convierten en adultos más malvados.
Deberían de gustarte. Son de tu... especie.
Sakura soltó una risita entre dientes.
—Ser de la misma especie es justo lo que me hace querer ser mucho mejor y estar donde quiero y con quiero estar.
Extendió su mano hasta su mejilla, acariciando la tosca madera. Yamato a veces tenía ese gesto aterrador de ojos caídos y mirada aterradora. Pero a ella le gustaba. La tranquilizaba. La hacía sentirse feliz, en un hueco pequeño de felicidad entre tanta tortura.
Se movió hasta sentarse entre sus piernas, acurrucándose entre sus huecos y apoyando la mejilla en la tosca madera.
—Hace mucho tiempo, unas niñas de mi clase se metieron conmigo por ser fea. Decían que tenía la frente muy ancha y por eso, ningún niño iba a amarme. Yo les hablé de ti. Les dije que tu me querías. Me tratabas bien y cuidabas que no me pasara nada. Les dije que eras mi novio y que nos veíamos poco porque yo vivía en la ciudad y tú aquí, en el pueblo.
—Sakura...
—Lo sé, lo sé —interrumpió. Ya no podía controlar el llanto—. Yamato. Tú no quieres que te repare. ¿Verdad?
El muñeco tardó en responder.
—No —negó finalmente—. Mi tiempo se ha acabado. Soy un ser que ni debí de existir. Tu abuela me creó para ti, justo porque no te atrevías a plantarte frente al mundo y demostrarles lo fuerte que eres. Lo sé. Muy bien.
Sakura apretó los labios.
—No te estás rompiendo por el paso del tiempo.
—No.
Hipó, sollozando.
—Yamato, realmente te he amado. Fueras humano o no. Ojalá existiera un método para convertirte en humano y que vivieras a mi lado.
Se incorporó. No le importó las lágrimas. No le importó que la madera se empapase con sus lágrimas. Lo besó en los labios. Duros, rasposos y sin vida.
Cuando se apartó, él se había marchado. No quedaba más que un juguete de madera sin vida.
Había cosas a las que se debía de decir adiós. Y muchas, eran parte de la infancia.
Otras regresarían, estaba segura. Pero debía de caminar a sus pasos.
.
.
"¿Un muñeco que cobra vida? La magia podría hacerlo. Podría cumplir un deseo. Pero ninguno de los dos pensó que se podría cumplir. Él, porque creía que su existencia era pecado. Ella, porque sabía que no podía mantenerlo a su lado".
La bruja suspiró y se limpió la mejilla. Un pétalo osciló de su dedo y sonrió. Dejó el libro y como todas las noches, apagó la vela.
"El camino de crecer conlleva dejar atrás cosas. Pero. ¿Realmente debemos dejarlas o simplemente enfocarlas en un futuro pero con un toque adecuado? ¿Quién lo sabe? ¿Sigues llevando a tu niño de la mano?".
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Rose
FanfictionUna rosa y muchas espinas. Amores de cuento de hadas, una bruja, un libro y algunos niños. ¿El misterio será la rosa? Este fic participa en el #multisakumonth2021 y es #sakuharem #multisakumonth2k21 Muchas gracias a la página por dar la oportunidad...