Aslan

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Sin comerlo ni beberlo, Peter tendría un enfrentamiento cara a cara con Miraz. Todo fue idea de Caspian. Debían ganar tiempo, ya que Lucy debía ir a buscar a Aslan.

Lyra cogió el caballo en el que había venido montado Cornelius y lo ensilló con ayuda de Susan.

-¿Vais a casaros? -pregunta la reina.

-¿Qué?

-Se os ve muy unidos. Serías muy buena reina. Sabes como apaciguar a Caspian y dar consejos.

-Si salimos de esta -explica Lyra comenzando a sonrrojarse-, nos casaremos.

-Haremos todo lo posible para que eso ocurra.

-¿Habrá una boda? -pregunta Lucy-. ¡Nunca estuve en una!

-Susan -habla Lyra-, eres más útil que yo en este terreno.

-¿A qué te refieres?

-Ya sabes cómo es Miraz. Gane o pierda, va a atacarnos. Creo que deberías quedarte. Tus flechas son las más certeras de todas.

-Pero Lucy...

-Yo llevaré a Lucy. Conozco el bosque como la palma de mi mano. Confía en mi.

Susan no quería admitirlo, pero era más útil en el terreno de batalla que encima de un caballo en medio del bosque. Confiaba en Lyra. Era una chica de palabra y sabía que su hermana pequeña estaría segura con ella.

-De acuerdo -cedió.

Ayudaron a Lucy a montar y luego subió Lyra.

>>Id con cuidado.

-No te preocupes Susan -le dice su hermana-. Estaré bien.

-¡Donde haya un tronco, hay un arma! -dice Lyra para destensar el ambiente.

Susan prometió a la chica que no diría nada acerca del cambio de planes a Caspian y que estaría cubierta de la vista de este para que no le viera.

Así pues, Lyra y Lucy cabalgaron por el bosque. Todo iba bien hasta que comenzaron a perseguirles.

-¡¡¿Qué haces?!! -pregunta la pequeña alterada al ver que paró el caballo.

La chica bajó y cogió un tronco y unas cuantas piedras que cargó en el faldón de su vestido. Lo único malo de esto, es que subió con dificultad detrás de la niña, de espaldas a ella.

>>¿Para qué es eso?

Lyra apuntó y tiró las piedras a la cabeza de varios soldados, dando en el blanco.

-¡Listo! -dijo creyendo que habían acabado con todos.

Por desgracia, dos de ellos se adelantaron. El caballo se asustó, se puso a dos patas y tiró a las chicas.
Uno de los soldados bajó para atacarlas, y Lyra, con su tronco, comenzó a golpearlo hasta que le desarmó, y posteriormente consiguió golpearlo en la cabeza.

Pero aún quedaba uno. Este no se bajaba del caballo ni aunque le subieran el sueldo. Amenazaba a las chicas con su espada desde arriba. Lyra fue herida en el mismo brazo en el que tenía la herida de la flecha, y esta se le volvió a abrir.

>>¡Aaaah! -gritó cayendo al suelo del dolor.

-¡Lyra! -Lucy se agachó a ayudarla.

Cuando el soldado estaba a punto de lanzarles la espada, algo le derribó.

Lyra no podía ver nada. Estaba ciega del dolor y su respiración era muy fuerte. Estaba a punto de desmayarse cuando notó un líquido caliente en su brazo y el dolor amainó.

Poco a poco fue abriendo los ojos. Para su sorpresa, se topó con alguien a quien consideraban extinto: Aslan, el gran león. Este había lamido su herida y, por cosa de magia, cicatrizó y desapareció.

-¿Cómo te encuentras, querida? -pregunta este con voz profunda y serena.

-Mejor, creo -responde a medida que se va poniendo de pie-... ¿estoy soñando?

-¡No! -responde Lucy animada-. ¡No estás soñando! ¡Es él de verdad!

-¿Vamos a ayudar a vuestros amigos? -propone el león-. Ya han dormido bastante.

Las chicas suben en él. Este ruge ferozmente y corre hacia el río. Llegaron muchísimo antes que con un caballo, y justo a tiempo para detener al ejército que pretendía cruzar el puente que habían construído en el río.

-Justo a tiempo -suspira Lucy bajando del león.

-¿Y ahora qué hacemos? -pregunta Lyra bajando igual que su amiga.

Las chicas se acercaron al río. Tras ellas iba el león. Al verlos, los soldados se detienen excepto un grupo muy reducido.

Aslan rugió tan fuerte, que elevó el agua del río. Cobró la forma de una figura humana gigante y se deshizo de los idiotas que se habían atrevido a cruzar.

-¡Hemos ganado! -grita Lucy mientras salta.

-¿Ganamos? -pregunta Lyra sin creérselo aún.

-¡Ganamos, ganamos, ganamos...! -canta la pequeña.

Lyra la coge en brazos y ambas se lanzan al río ya calmado.
Por el mismo, cruzan Peter, Susan, Edmund y Caspian yendo hacia el gran león para arrodillarse ante él.

-¡En pie, reyes y reinas de Narnia! -ordena-. Todos -añade viendo a Caspian.

-No estoy preparado -dice el joven.

-Por eso mismo sé que lo estás.

Lucy y Lyra salen del agua mojadas hasta las cejas. La pequeña corre a abrazar a sus hermanos, y Lyra se acerca a Caspian.

-Felicidades. Me he enterado de que eres rey.

-Y como rey -sonríe-, necesitaré una reina -se postra de rodillas ante la chica-. ¿Qué me dices?

Lo único que Lyra consigue hacer, es mirar a Aslan, que le devuelve la sonrisa junto a una mirada cálida.

-Claro que sí.

Caspian se pone de pie y estruja en un fuerte abrazo a su futura reina para luego besarla.

-¡Bien! -se alegra Lucy-. ¡Iré a una boda!

Las crónicas de Narnia (Caspian y tú) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora