La isla de Ramando

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Llegaron más rápido de lo esperado a la isla con la ayuda de Eustace el dragón, pero aún así tardaron un mes porque la estrella azul que debían seguir solo era visible en la oscuridad del cielo nocturno.

La barriga de Lyra era lo suficientemente grande como para no poder esconderla. Los demás pasajeros sacaban sus propias teorías y especulaban y cuchicheaban cuando creían que nadie les oía. El único que tuvo valor de preguntar fue Reepecheep, que felicitó a la pareja y juró protección y lealtad al futuro rey.

Sí, rey, ya estaba más que confirmado. ¿Cómo? Pues basándose en las llamadas "teorías de la vieja". Si la barriga es picuda, será niño; si la barriga es redonda, será niña. Ahora sí, todos estaban deseando terminar la misión y volver a casa para poder conocer al niño.

Era de noche cuando desembarcaron. La isla estaba totalmente oscura, iluminada por la luz de la luna y las estrellas. Esta vez fueron todos juntos, no querían vivir una emboscada como la última.

‐Aquí hay algo -dice Lyra caminando hacia el lugar.

Pasando bajo un arco de piedra tallada se encontraba la mesa de Aslan repleta de comida. Al fondo, sentados, había cuatro cuerpos. Aún respiraban, pero estaban inmóviles.

-¿Qué les habrá pasado? -preguntó Lucy-. Ni siquiera parpadean. Están como...

-... dormidos -terminó su hermano.

Un coro de tripas rugieron en la sala. El minotauro fue el primero en echar mano a la comida.

-¡No comáis! -dijo Caspian-. Está envenenada.

Lyra, siempre diva, siempre cabezona, siempre desobediente, tomó una pieza de fruta del cuenco y la mordió.

>>¿PERO QUÉ HACES? -se asustó.

-Si muero que sea con la barriga llena. ¡Imagínate que mi maldición es vagar en busca de comida! Me desquiciaría.

De pronto, un resplandor azul inundó la sala durante un segundo. Una mujer joven de cabello plateado se presentó ante ellos.

-¿Quién eres? -preguntó Edmund.

-Soy vuestra guía, la hija de Ramando -respondió la chica.

-Eres muy bella -dijo Caspian atontado.

-Si supone una distracción, puedo cambiar de forma.

-¡NO! -gritaron todos los hombres.

Lyra no lo pasó por alto por un motivo: el bebé dio una patada. Tal vez era algún tipo de magia que atraía a los hombres.

-La comida es para vosotros -continuó la chica. Después fijó la vista en Lyra-. Felicidades -la reina le devolvió la mirada-. Bonito nombre.

-¿Khe? -preguntó con un trozo de pan en la boca.

-El bebé -se acercó a ella y puso su mano en el vientre-. Será muy fuerte. Y ese nombre le definirá como persona.

Lyra cada vez estaba más segura de que aquella mujer era obra de magia. Sino, ¿cómo sería capaz de saber el nombre que no le había dicho ni a Caspian?

>>Os diré donde encontrar la última espada.

Lyra continuó a lo suyo. Necesitaba comer como no lo hacía desde que partieron. La tripulación se le unió excepto los reyes. La estrella azul les indicó el último destino. No estaba lejos de allí.

Si pensaban que lo habían pasado mal, la ultima prueba será mucho más complicada. Debían ir a la isla oscura; la isla donde todos tus miedos y pesadillas se hacen realidad.

Las crónicas de Narnia (Caspian y tú) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora