O5: Lo necesito.

282 44 152
                                    


El timbre volvía a sonar, y el sonido de los bolígrafos cayendo dentro de las cartucheras, y los cuadernos siendo cerrados, no tardaron en escucharse en cada salón. Todos los jóvenes abandonaban sus asientos, y salían a disfrutar del poco tiempo de recreo que tendrían, para poder almorzar.

El peliazul abandonaba su salón a lo último, no tardando en encontrar a sus amigos frente a la puerta, esperándolo entre risas y poca paciencia. El chico al final no tenía a nadie más que a Chug en su mismo salón, después, no conocía a otra persona, y eso un poco lograba frustrarlo, lo que se notaba en su mirada perdida.

Mientras todos caminaban rumbo a su mesa en la cafetería, ya con las bandejas de comida y disponiéndose a tomar sus lugares, la charla empezaba a ser de nuevo lo central, y las quejas de cada uno en el grupo no tardaron en escucharse.

─Vieja chota de mates, cuanto quiero explotarle el auto─ habló el joven Johnson, entre los cortos tiempos que tenía para masticar la comida.

─Y el de historia, uff, el mismo profesor que tuvimos Todd y yo el año pasado─ resopló la castaña ─Igual, al menos no son los mismos compañeros─.

─¿Con quién estás?, Ash─ interrogó el peliazul.

─Bueno, estoy en el salón nueve, con Larry y Travis─.

─Así es─ afirmó el rubio, sin darle mucha importancia.

─Oh, ¿y tú?, Todd─.

─En el salón ocho, con Maple y Neil─.

─Bueno, al menos tienen más suerte, yo solo tengo a Chug, y le he escuchado decir que piensa cambiarse de clase─ el peliazul resopló algo desilusionado ─Me hubiera gustado no estar rodeado de extraños, la mayoría de los de mi clase son gente que no recuerdo haber conocido el año pasado, ni los anteriores─.

─El turno de la tarde deberá de tener a los demás, oí que muchos se cambiaron a ese turno por la facilidad, digo, no creo que sea fácil para todo el mundo pensar en ecuaciones de segundo grado, y sistemas escalerizados a las nueve de la mañana, cuando lo único que quieres es recuperar el sueño, y tener una bebida caliente en las manos─ habló el pelirrojo.

─¡Joder, me agarrará una hipotermia este año!─ gruñó el castaño.

─Mmm, igual la comida no está tan mal─ musitó el rubio, volviendo a integrarse a la conversación ─El año pasado lo único bueno era la bologna─.

─Uh...─ el castaño casi escupió la comida, y luego miró al peliazul ─¿No le has dicho?, enano─.

─Aún no... me ganaré una piña seguramente si lo hago─.

─¿Hacer qué?─ interrogó el rubio, mirando con seriedad al peliazul.

─Mmm, chicos, ¿no le notan un sabor raro a este pollo?─ interrogó la castaña, tratando de evadir el nuevo tema de conversación.

─¿De qué hablas?, Ash, está tan jugoso como mi culo─ ni bien el joven Fisher habló, una cadena de reacciones exageradas se dio.

Larry escupió lo que estaba masticando; Todd dejó de comer tranquilamente, y bebió litros de agua con naturalidad; Ash solo comenzó a comer interesada en el posible sabor, y Travis escupió el agua y empezó a toser, sin darse cuenta del color rojo que había en sus mejillas.

─Felicidades, chichón de piso, me acabas de arruinar el apetito─ habló el castaño, levantándose a llevar la bandeja.

El timbre justamente sonó, y la hora de llevar las bandejas fue lo siguiente, seguido del largo camino para llegar al piso de arriba, y entrar a sus salones. Nadie decía una sola palabra, no necesitaban retomar la conversación, pero obviamente la forma que tenía el joven Fisher para cambiar de tema, era bastante peculiar.

Superfluo -【Sally Face】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora