1 4: Internamente.

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La puerta se cerraba con cuidado, y el silencio incómodo junto a la tensión que transmitía esa sala, se colaba dentro de esa habitación, sin importar lo separados que estaban. El rubio suspiraba pensando a sus adentros lo que le causaba culpa, y sintiéndose al igual que todos, causante de aquella discusión.

Apoyaba su cabeza contra la puerta, aún sosteniendo el picaporte, y viendo como su lugar seguro, ahora tenía a su acompañante bastante herido, y afectando el aura cálida que solía transmitir dicho ambiente.

─Perdón─ habló finalmente el chico, intentando ser tan claro posible y sincero ─Te acorralé. Hice que te sintieras acorralado en la sala... debí respaldarte, no ponerme en tu contra─.

─La próxima hay que sentarnos uno al lado del otro en la mesa, no en contrario─.

─Sí... lo debo considerar─.

─Déjalos... ellos empezaron a ponerse a la defensiva el uno del otro, e hicieron imposible hablar civilizadamente. Tú viste a mi padre, arruinando desde un principio la conversación llamándome "débil"─.

─Bueno, igual fue mi culpa no haber respetado tu silencio, ni siquiera te pregunté antes sobre cuando pensabas contarles lo que te pasaba. Aveces olvido que no es tan fácil hablar con los padres... y es irónico que eso venga de mi─.

─No te culpes, esta es la primera vez que estás cómodo en una familia numerosa, donde puedes contarle con confianza las cosas a alguien, sin que te maltraten verbal o físicamente... Es normal que valores la cercanía que tenemos, y creas que solemos decirnos todo en la cara. Yo soy el idiota que no ve lo que tiene, y se encierra en su burbuja porque tiene miedo de hablar incluso con los que fueron su único desahogo en un principio─.

─Ambos tenemos algo de idiotez, mejor partamos la culpa entre los dos─.

─Entre todos, Travis, entre todos... No puedo creer que Larry de nuevo metiera cizaña, le he dicho que esa maña no es buena si uno busca confianza al hablar, y lo sigue haciendo. Trae ese... veneno a la hora de hablar, que te deja mal parado ni bien intentas argumentar algo para salvarte el pellejo─.

─No lo hace apropósito, no seas así, es tu hermano─.

─Es mi hermano, y lo amo, pero que no se pase de bruto. ¿Qué le cuesta pensar un poco el peso que tienen sus palabras?, él solo está cómodo en su lugar porque es un mediador, no es ni a quien señalan a la hora de hablar, ni quien está señalando, solo el que le pasa las palabras al otro, y en el medio siempre tiene que meter algún comentario personal, que como siempre, nadie le pidió─.

─Bueno, tus palabras tienen peso también, estoy seguro de que tiene una lucha personal interna para lidiar con eso, y si tanto se lo has dicho, y dices que es muy consciente de sus acciones, ¿por qué no te propones bajar un poco las velocidades?, ¿le has preguntado cómo se siente respecto a eso?, ¿has pensado en que quizás no sabe por donde empezar a sacarse esa manía, y necesita que le des una señal?, ¿una base para empezar a hacerlo?─.

─No... no lo pensé─ el peliazul se quedó en silencio unos segundos, y levantó la vista de sus zapatos, para luego resoplar y mirar a su acompañante ─Dios, eres bueno en esto de la introspección, ahora me pregunto, ¿por qué tengo a Larry de psicólogo?─.

─Si soy bueno entonces recuérdalo cuando te preguntes porqué me amas─ una risa se escapó de parte de ambos ─Igual, no le quites valor a lo que hace Larry, sé que te ayuda de una forma que no puedo. He hablado con él, y si algo tiene que lo hace confiable, es que no tiene fachadas, ni filtros para expresarse, él sabe bien lo que quieres escuchar pero te dice solo lo que necesitas─.

Superfluo -【Sally Face】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora