2 2: Sostenme.

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El camino al tribunal quedaba menos lejos, pero había que admitir que el hecho de localizarlo, casi en los límites de Nockfell y otra ciudad, no era muy buen incentivo para que la gente se interesara en asistir a juicios. De por sí la idea era bastante desalentadora.

Lisa se mantenía aún en su asiento, con un brazo acariciando los cabellos dorados, del moreno que a su lado estaba recostado y durmiendo, por la pesadez del viaje. Mientras tanto, con la mano que tenía libre, mantenía su teléfono aún en uso, y con los audífonos conectados, escuchaba los mensajes de audio que Larry le mandaba, para contarle acerca de su día.

Lisa sonreía con las ocurrencias de su pequeño feliz, que se había puesto los pantalones bien, y pensaba terminar ese último año de secundaria, costase lo que costase, y sin rendir ni una sola asignatura. Era un gran desafío, pero eso motivaba a Larry a continuar su travesía, a la que llamaba comúnmente "vivir", y si eso era suficiente motivación, entonces Lisa lo apoyaría. Lisa siempre estaría para él.

El autobús continuaba su camino, ya con muchos menos pasajeros, y en la siguiente parada, uno de los últimos que quedaban se bajó; ahora estaban solo Lisa y Travis. Uno de ellos dormido como un ángel, y arrullado por el eterno balanceo del vehículo en el que viajaban, y los pequeños arrullos que Lisa titubeaba, para dejarlo descansar.

Y cuando menos quisieron acordar, el choffer se detuvo y miró a los últimos pasajeros: "¡Última parada!".

Mientras tanto, en otro lugar del poblado y tranquilo Nockfell, un instituto parecía dictar las últimas horas de clase. Sal con una sonrisa triunfal bajo su prótesis, terminó de releer por tercera vez cada respuesta, y corrigió algunos errores gramaticales.

─Perfecto─ susurró confiado, y se levantó de su asiento. No le importaba que varios hayan salido al receso, gracias a haber terminado antes. Cada cabeza en su examen, y cada quien consciente, sabiendo lo seguro que debería de estar, acerca del esfuerzo dado.

─¿Terminaste?, Sal. ¿Estás seguro?, ¿no quieres leer nuevamente por si...?─.

─¡Muy seguro, profe!─.

─Mmm, bien. Veremos después si no es en vano tu entusiasmo. Puedes salir al receso─.

─Gracias. Tenga buena tarde─.

─Igualmente, Fisher─.

Un joven de trenzas azules salió a paso triunfal del salón; bastante seguro como nadie en su posición, y llevando una sonrisa consigo en todo momento, sin preocupaciones el resto del día. No al menos relacionadas al estudio, y por ello, paseaba por el segundo piso, buscando el salón de Larry.

Paseó algo perdido, recordando que el salón del par de castaños, y su ausente novio rubio, era el dichoso salón nueve. Se posó cerca de una puerta, viendo detrás de un vidrio incrustado en este, con el número "9" grabado. Larry estaba en un asiento; golpeando un bolígrafo repetidas veces contra su cabeza, y tratando de concentrarse, seguramente, en alguna respuesta.

No sabía que la clase de Travis tenía examen ese día. Seguramente debería justificar la ausencia del rubio, para que le diesen la oportunidad de realizarlo, igual, ese era un deber del mismo chico o de Lisa y Henry, que eran los tutores a cargo. De igual forma, ¿Travis había pasado una noche en vela intentando ayudar a Sal a estudiar, cuando él sabía que tendría un examen y podría confundirse, estudiando otro tema aparte en la noche?

Sal Fisher comenzó a sentirse culpable. Le había interrumpido horas importantes de sueño al rubio, en las que debería haber descansado para el juicio, y para el dichoso examen que al final no pudo hacer. Le hizo perder tiempo haciéndolo enfocarse en responsabilidades que no eran suyas. Más le valía al peliazul sacar un dichoso diez, o comenzaría a querer remendar todo de forma exagerada.

Superfluo -【Sally Face】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora