Capítulo 1 / Capítulo 2

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Había pasado un mes desde la boda de Christine. Los negocios de Alex florecían; otro inversor importante se añadió al proyecto, lo cual los mantenía ocupados a él y a Jamie. Pero darle forma al futuro requería tiempo, energía y esfuerzo.

Jamie se apoyó en el respaldo de su butaca de cuero y suspiró. Había pasado más de una semana desde que se habían acostado y, sinceramente, estaba cayendo en un estado de ánimo bastante malo y que parecía que no la iba a abandonar.El sexo era parte de ella, una liberación que le ayudaba a mantener el equilibrio en las otras áreas de su vida. Después de encontrar en Alex a la pareja perfecta, no quería dejar pasar muchos días sin que él se acordara de sus necesidades.

–Ahora sería un buen momento. –Jamie se levantó y se alisó la falda negra sobre la curva de su trasero antes de salir al pasillo.

Gina la miró y sonrió.

–¿Aún te apuntas para unas copas esta noche?

La secretaria de Alex se había convertido en una de las personas que mejor le caían a Jamie. Sus “happy hours” privadas se habían hecho ya costumbre. Después de crecer en una familia en la que nunca la consideraban lo bastante buena y todo lo hacía mal, Gina se convirtió en una aliada maravillosa. La mujer hacía que Jamie se sintiera concentrada y feliz consigo misma.

–Por supuesto –Jamie miró hacia la puerta cerrada de Alex–. ¿Está de malas hoy? Aún no he tenido el placer de verlo.

–Está que salta un poco, pero ya sabes que está cerca la conferencia de inversores. Siempre se pone un poco de malas en esta época del año. –Gina miró a Jamie con una sonrisa tonta en la cara–. Aunque últimamente está más feliz de lo normal.

Jamie intentó al mismo tiempo ignorar el comentario de Gina y no sonrojarse; algo casi imposible.

–Ha estado muy ocupado. Llevo echando un montón de horas extra la última semana, intentando que cuadren sus fechas de charlas y sus notas.

Se encogió de hombros y fue hacia la puerta, poniendo la oreja encima–.¿Hay alguien dentro o está hablando por teléfono? –Jamie había revisado sus citas, que como siempre tenía añadidas a su tablet, pero quizás hubiese entrado alguien en el despacho sin que ella lo oyera.

–No y no. Entra y a ver si eres capaz de que un rayo de sol lo ilumine –

Gina se echó a reír.
Jamie no pudo evitar sonreír.

–A ver –Llamó una vez y entró.

Alex estaba de pie, dándole la espalda, con las manos apoyadas en el mueble que había detrás de su escritorio. Tenía los hombros rígidos, pero no se movía, lo cual seguramente indicaba que estaba leyendo.

–Soy yo –susurró Jamie bajito, no quería asustarlo.

Cerró la puerta a sus espaldas, lo cual llamó la atención de Alex. Se giró y se metió las manos en los bolsillos del pantalón, de manera que se formaron unos bultos en su chaqueta negra a la altura de la cadera.

–Buenos días. ¡Mírala qué guapa está!
–Su ceja oscura se arqueó a la vez
que levantaba los labios.

La semana había sido dura para Alex, lo mismo que el mes anterior. Básicamente se habían ignorado en casa. Unas cuantas noches de hacer el amor rápido y luego volvían en seguida a la carrera. Alex movió una mano hacia la parte frontal de la chaqueta para desabrocharla y le ofreció a Jamie una sonrisa tensa.

–¿Qué puedo hacer por ti, Jamie?Tengo una reunión en cuarenta y cinco minutos y tengo que prepararla. –Se giró y recogió sus notas, repasándolas mientras dejaba escapar un largo suspiro–. Estoy listo para darle caña a esto.

LA ASISTENTE PERSONAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora