Alex no pasó por la oficina hasta después de las seis. A esa hora Jamie ya había vuelto a su despacho y estaba imprimiendo el contrato. Alex asomó la cabeza.
–¿Sigues aquí, señorita Connors? –dijo–. ¿Por qué no te has ido a casa?
–Estaba acabando. Gina está enferma, así que he tenido que cubrir los dos puestos. –Le dio la espalda girando en la silla para coger el contrato de la impresora. Al ver que Alex no respondía se giró para mirarlo. Él asintió y estaba a punto de cerrar la puerta–. Por cierto –Jamie alzó la voz–. Tengo que hablar de algo contigo. –Se levantó y entró al despacho de él antes de que pudiera detenerla.
Alex la miró. Toda una serie de sentimientos se mostraron en su cara antes de que volviera a ponerse la máscara.
–Si es por lo del viernes...
–No es por el viernes –se apresuró a decir Jamie, cogiendo la silla que había frente a la mesa de Alex y plantándola a su lado para que no hubiese nada entre ellos más que aire–. No se trata de nosotros ni de trabajo.
–¿Y entonces por qué mueves la silla? –preguntó Alex arqueando las cejas. Afortunadamente no se movió–. Definitivamente me parece demasiado personal para tratarse de algo de trabajo. ¿Estás segura de que no es algo personal?
Aún ahora Jamie podía ver trazas de deseo en sus ojos, aunque no se permitió calentarse por ello. Sabía que desaparecería en un segundo y no enía sentido prestarse a fantasías inútiles.
–Es personal, pero no se trata de nosotros –confirmó–. Mark ha venido a verme.
–¿Mark? ¿Aquí? –dijo Alex con desprecio–. ¡Maldita sea! Le prohibí entrar en estas oficinas. ¿Por qué ha vuelto?
–Vino a verme.
–¿Y por qué narices iba a querer verte a ti? –Arqueó las cejas y echó la silla un milímetro hacia atrás. –No habrás...
Jamie se dio cuenta de a qué se refería y se apresuró a cortarlo.
–¡No! No. No, para nada.–Puso los ojos en blanco–. Vino porque no quieres verlo. –
Jamie se retorció las manos,de pronto ya no sabía hacia dónde iba la conversación. A Alex no le iba a gustar que metiera las narices en cuestiones de familia. Estaba jugándosela. Tragó–. Esperaba que te hiciera entrar en razón.
–Pues se equivoca. Sea lo que sea que quiere, no voy a ceder. –Cruzó los brazos sobre el pecho y la miró con odio–. ¿Es dinero?
–No.
–Apuesto a que es dinero. Le dije...
–Alex, tu padre tiene cáncer.
Se quedó helado. Abrió la boca pero no dejó salir ninguna palabra. Volvió a cerrarla y se quedó mirando a Jamie sorprendido.
–¿Qué? –susurró al fin.
Jamie asintió y le ofreció una sonrisa de apoyo.
–Por eso ha venido. Tu padre quiere verte.
Alex se quedó mirándola como si Jamie tuviera dos cabezas. Incómoda al intentar fingir que su jefe era solo su jefe, apoyó la mano en el reposabrazos de la silla de Alex, no sabía si debía ir un poco más allá y tocarlo.
–Mark dijo que tu padre quiere arreglar las cosas contigo...Enmendar. –
¿En serio? ¿Tenía que usar la palabra enmendar? No tengo ni idea del problema que hay entre ellos y aquí estoy, haciéndolo sonar arcaico–. Lo
siento.
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LA ASISTENTE PERSONAL
RomansaDe la autora, Lexy Timms, llega una novela romántica de multimillonarios que te hará perder la cabeza; te enamorarás como la primera vez. OJO ESTÁ NOVELA NO ES MÍA AÚN ASÍ APOLLALA POR FAVOR ** The Boss es el primer libro de la serie La Asistente P...