—Por fin, —murmuró Jaime en voz baja mientras estacionaba fuera del hospital al día siguiente. Alex fue dado de alta para volver a casa y ella le había delegado la oficina a Dillon, uno de los asesores sénior de Alex, que se la llevaba bien con todos y trabajaba casi tan duro como el propio Alex.
Se alisó la camisa azul de botones y se limpió los dientes, repentinamente un poco nerviosa de cómo se veía. Era una tontería, pero querer estar perfecta para su hombre sería algo que seguramente la atormentaría por el resto de sus vidas juntas, aunque él nunca exigiría tal cosa.
Los corredores del hospital estaban ocupados, como de costumbre, mientras caminaba hacia la habitación de Alex, y luego de golpear suavemente, abrió la puerta para encontrarlo ya vestido con un par de pantalones y una camiseta negra. Parecía el pecado encarnado.
—Hola.
Ella sonrió y cerró la puerta detrás, deteniéndose para recibirlo.
—Hola, hermosa. ¿Estás lista para que regresemos a casa?
Él extendió una mano hacia ella, haciéndole señas para que fuera hacia él. OElla no dudó y atravesó la habitación para meterse en sus brazos, disfrutando enormemente del largo beso que le dio. Él lamió y besó su boca mientras pasaba sus manos por su espalda y acunaba su trasero.
—Estoy más que lista.
Ella lo besó de nuevo y envolvió sus brazos alrededor de su cuello, tratando de tener cuidado de cualquier sensibilidad que pudiera tener de la herida
—. Solo una noche juntos con nada más que el televisor, y nadie con quien lidiar. ¡Sí!
—En realidad ... tengo una sorpresa para ti.
Él sonrió y la besó de nuevo rápidamente antes de alejarse
—. Lleguemos a casa, y te lo explicaré.
—¿Por qué presiento que tu sorpresa nos quitará la tranquilidad de una noche solo para nosotros dos?
Ella sonrió y caminó hacia la puerta, manteniéndola abierta hasta que él llegó hasta ella.
—Estaremos solos tú y yo, pero no estoy tan seguro de que el estado de ánimo sea tranquilo esta tarde.
Le pasó un brazo por los hombros y la miró mientras cruzaban el vestíbulo
—. Ya tengo la boleta de salida para poder irnos de aquí. No quiero volver de nuevo.
—Ha sido toda una experiencia.
Ella se acurrucó contra su costado izquierdo e intentó ignorar las emociones encontrada dentro de ella.
No entendía por qué querría salir del hospital y hacer otra cosa diferente a descansar, pero de nuevo Alex Reid era impredecible.
—¿Cómo está la empresa? No se derriba el edificio, ¿verdad?
se rio entre dientes al soltarla y dirigirse hacia la puerta del pasajero
—. ¿Tu conduces?
—Si claro.
Ella se subió y se abrochó el cinturón de seguridad antes de mirarlo
—. Todo está bien. Dillon está a cargo de todo por hoy y mañana. Sé que probablemente quieras regresar al ritmo de trabajo, pero el doctor Bennett recomendó que descansaras el resto del fin de semana. Creo que es una buena idea de que hagas justamente eso.
—Me parece bien tomarme el resto de la semana.
Él reclinó su asiento un poco
—. Me gusta esa camisa. Te queda muy bien.
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LA ASISTENTE PERSONAL
RomansaDe la autora, Lexy Timms, llega una novela romántica de multimillonarios que te hará perder la cabeza; te enamorarás como la primera vez. OJO ESTÁ NOVELA NO ES MÍA AÚN ASÍ APOLLALA POR FAVOR ** The Boss es el primer libro de la serie La Asistente P...