Capítulo XXII. Terror
Fue cuestión de tiempo para que se diera a conocer la noticia de que un nuevo asesinato había ocurrido a altas horas de la madrugada. Un hombre había sido brutalmente torturado, pero esa no fue la causa de la muerte, más bien, la presencia de arsénico en su organismo. La evidencia era contundente; se trataba de un asesinato y peor aún, por el mismo de la vez anterior. La señal también estaba ahí, la letra A dibujada con sangre de la víctima en la pared del lugar. Estaban ante la presencia de un asesino.
-Qué terrible. ¿Quién sería capaz de realizar un crimen tan terrible? -preguntó Akihiko a su mejor amigo, quien se encontraba justo a su lado.
-no tengo ni la menor idea. Es algo terrible de verdad. Espero que alguien logre detenerlo-respondió sin mostrar mucho interés. Ambos se encontraban en la biblioteca, estudiando para un examen que tendrían al día siguiente. Estaba aburrido y jugaba con su lápiz o dibujaba cosas sin sentido en su cuaderno. Odiaba demasiado estudiar leyes. Maldita la hora en la que le hizo caso a su estúpido padrastro.
-¿Qué es lo que pasa, amigo? Últimamente te he visto más cansado de lo normal. ¿has dormido bien? -preguntó su amigo con preocupación.
-pues... no...
-lo que pasa es que te has desvelado por culpa de los exámenes, ¿no?
-tienes mucha razón. Además de que no me gusta lo que estudio, ya sabes. Pero eso no importa, lo que me alivia es que esta semana es la última y estaremos de vacaciones-suspiró el castaño mientras seguía dibujando en su cuaderno. De pronto, frente a sus ojos apareció la silueta de aquella persona que lograba acelerar su corazón y ponerlo nervioso. Masamune se puso tenso al verlo al lado de su novio, pensó que estaría solo.
-oh, hola, mi amor. Llegaste antes. Creí que tu clase de Obligaciones acabaría hasta las nueve. Por eso vine con mi amigo a estudiar para el examen de mañana de Teoría constitucional. ¿quieres acompañarnos? Ya casi terminamos-habló el peli plata. El azabache se puso nervioso.
-yo ya me voy de aquí. Esta materia de verdad que me aburre tanto. Nos vemos después-respondió Zen con indiferencia y metió sus cosas en su mochila para después levantarse.
-espera, Zen, ¿A dónde vas? No llevamos ni siquiera la mitad de lo que debemos estudiar-expresó su amigo confundido.
-dije que no me interesa. No sé cuántas veces te lo tendré que repetir. No me interesa tampoco si repruebo, es más, mejor para mí, porque detesto tanto esta carrera, detesto mi vida, detesto todo-soltó todo lo que traía en su corazón y salió de la biblioteca sin más. Salió también de la escuela y fue directo a su casa. Estando en ella, se detuvo un momento al ver a su madre en la sala. Se veía preocupada o eso parecía. La verdad a él no le importaba. La mujer tampoco lo vio pasar y él pudo ir hasta su habitación. La vida lo odiaba demasiado. ¿Por qué tenía que presenciar como esos dos se amaban frente a sus ojos? ¿acaso a todos les gustaba verlo sufrir? Sacó una pequeña, pero afilada navaja que tenía escondida en su cajón y esta misma la deslizó por su muñeca. Sólo quería sentir el filo de la navaja cortando su piel. Le gustaba sentir dolor físico porque sentía que poco a poco sus emociones morían.
-veamos, ¿Quién será mi próxima víctima? -después de lastimarse, vendó la herida y se dispuso a sacar su celular. En este se veía clarísimo la foto de una persona. ¿Quién sería esa persona?
***
-¿Qué es lo que le pasa a tu amigo? Se veía muy deprimido cuando se fue de aquí-preguntó el azabache, aunque sabía a la perfección la respuesta.
-no lo sé. Espero que no esté pensando en hacer una locura. Desde hace días que lo veo distraído, triste, sin muchas ganas. Tal parece que la vida no le interesa y eso me preocupa. Como sea, después hablaré con él. Por el momento, nosotros deberíamos estudiar para mañana. ¿debería ser en mi casa o en la tuya? -preguntó con voz lujuriosa. El azabache estaba nervioso. Hace poco que se había hecho un test de embarazo y, efectivamente, estaba encinta.
-antes, hay algo de lo que necesito hablarte...
-¿Qué pasa? ¿Por qué has puesto esa cara? ¿es algo malo?
-no, no es eso. Preferiría que habláramos en otro lugar-sus nervios lo traicionaban y su cuerpo comenzó a temblar. El mayor aceptó y los dos salieron de la biblioteca para reunirse en un lugar un poco más apartado.
-ahora sí dime qué es eso que te tiene tan nervioso-habló Akihiko con voz seria. Masamune dudó por un momento si decirle o no, pero era ahora o nunca.
-estoy embarazado-soltó sin más. Esa declaración dejó a su novio con la boca abierta, aunque inmediatamente después se empezó a reír.
-esa fue buena. Pero ya, en serio, ¿Qué es? -siguió riendo, aunque esa sonrisa se borró cuando vio el rostro de su pareja. ¿hablaba en serio? Su semblante también cambió a uno serio nuevamente y se acercó de manera peligrosa al azabache-. Bien, y, ¿de quién es el bebé? -esa pregunta dejó desconcertado a su novio.
-¿Qué...?
-por favor, no vengas a hacerte el santo. ¿en serio vas a decirme que el niño es mío? ¿crees que no sé que te acuestas con cualquiera? Por favor, deja de fingir-el azabache no podía creer lo que oía. ¿Akihiko lo estaba menospreciando?
-¿Por qué estás diciéndome esto? ¿no se suponía que me amabas? Dijiste que eras diferente a Yasuda. Ya veo que tú no eres diferente, eres peor que él. ¿Cómo pude creer en tus mentiras?
-a ver, a ver, a mí no me compares con ese imbécil. Si me metí contigo fue porque Yasuda me lo pidió, pero no es como si sintiera algo por ti. ¿creíste que yo sentía algo por ti? ¿de verdad te ilusionaste? -el azabache estaba inconsolable. El peli plata había jugado con sus sentimientos. Se sentía la persona más miserable del mundo y para colmo, llevaba en su vientre un hijo de ese monstruo. Aunque el niño no tenía la culpa.
-¡eres un maldito! ¡te odio! ¡maldito! -exclamó lleno de coraje y sin más le soltó una cachetada en la mejilla izquierda. Este solo se tocó el lugar del golpe y después sonrió. Su expresión cambió a una más fría y tomó al azabache por el cuello para estampar su cuerpo contra la pared. El menor soltó un gemido de dolor y apretó los ojos al sentir una punzada en el estómago.
-ay, ¿te duele? Es una pena. Pobrecito. Debes estar sufriendo mucho. Bien, como sea, fue bueno el tiempo que disfrutamos juntos, pero me temo que esto se acabó. Quédate con tu lindo hijito o deshazte de él, como quieras-lo miró con lastima y sonrió de manera cínica antes de irse. El azabache estaba destrozado. Su relación con el peli plata había sido un engaño. Le había mentido de una manera cruel. Masamune sí se había enamorado y Akihiko sólo lo utilizó de forma vil y asquerosa. ¿Qué haría él ahora? No podría solo con el bebé. ¿sería buena idea decirles a sus padres? ¿podría enfrentar aquella situación?
ESTÁS LEYENDO
Dolor y soledad
Horror¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo que se siente que nadie te haga caso, que nadie te mire, que a nadie le importes? La vida de un chico de 15 años ha sido dura e infernal. Su madre no lo toma en cuenta y su padre los abandonó. ¿Qué puede espe...