Capítulo III. Sufrimiento
Muchos años atrás, cuando yo apenas tenía días de haber llegado al mundo, todo se volvió gris, sin vida, sin esperanzas. Mi vida siempre fue cruel y hasta deseé en varias ocasiones estar muerto.
Tengo 15 años y estoy a punto de contarte cómo es que llegué a convertirme en el "hombre de arsénico". Así es como me bautizaron y, sinceramente, no me molesta en lo absoluto. ¿Me acompañas a conocer mejor mi historia?
***
—mamá, ¿adónde vas? Es muy tarde—la llamé en varias ocasiones, pero ella, sencillamente, me ignoró. Así es como ella me trata desde que tengo memoria. No me parece algo tan extraño, pero me duele que ella no me quiera. Simplemente la vi salir de la casa y cerró la puerta. Me quedaré solo tal vez hasta la madrugada. Ella cree que soy tonto, pero sé que va a encontrarse con su asqueroso amante. Por su culpa mi papá se fue y me dejó solo. De eso ya han pasado seis meses. Él ni siquiera me ha llamado o venido a visitarme. Creo que él se olvidó de mí. Como sea, subí a mi habitación y me encerré a hacer la tarea. Mañana será otro día y tengo que dar lo mejor de mí.
***
Eran casi las dos de la madrugada cuando escuché que alguien intentaba entrar a mi habitación. Debo estarlo soñando. Se supone que estoy solo. Traté de volver a conciliar el sueño, pero de nuevo ese maldito sonido. Definitivamente hay alguien en mi casa. Me levanté y tomé la silla de mi escritorio. Quien sea el que esté afuera deberá atenerse a las consecuencias de entrar en mi casa sin pedir permiso. Salí de mi habitación y pude ver la silueta de un hombre, más alto que yo, claro, se veía ancho y tenía la mirada perdida.
—¿quién demonios eres tú?—le pregunté, sin dejar de sostener mi silla.
—¿qué forma de hablarle es esa a tu futuro padre? Respétame, niño. Yo seré tu nuevo padre—me habló con tono amenazante.
—¿quién te crees para decirme lo que tengo que hacer? Eres un viejo asqueroso, que lo único que quiere es usurpar el lugar de mi papá. No te atrevas a llamarme hijo o tendrás que afrontar las consecuencias—lo miré con odio.
—no quiero que hables así de mi marido—escuché la voz de mi madre, llegando a la escena y abrazando a ese sujeto por el hombro. Esto tiene que ser una broma.
—¿qué acabas de decir?—pregunté incrédulo.
—lo que estás viendo. Este hombre de aquí es mi marido y le debes respeto. Seremos una linda familia.
—¿así que para eso saliste? Para verte con tu amante y además casarte a escondidas.
—no cuestiones mis decisiones. ¿Quién te crees para decirme lo que tengo que hacer? Soy tu madre y me debes respeto.
—¿respeto? ¿Respeto? Mira quién habla de respeto, quien se metió con otro hombre mientras estaba casada. Por favor, mamá, eso es tener poca dignidad.
—¡cállate! No voy a dejar que me hables de esa manera. Ahora déjanos solos. Estaremos muy ocupados en nuestra habitación. Ven, mi amor, tenemos que estrenar la cama—le dijo mi madre a ese sujeto asqueroso. Él me miró de una manera tan extraña, que me da escalofríos.
—maldito. Ojalá te mueras muy pronto—hablé en mi mente.
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Dolor y soledad
Horror¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo que se siente que nadie te haga caso, que nadie te mire, que a nadie le importes? La vida de un chico de 15 años ha sido dura e infernal. Su madre no lo toma en cuenta y su padre los abandonó. ¿Qué puede espe...