Capítulo XVII. Te odio

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Capítulo XVII. Te odio

El señor Usami llegó lo más rápido posible al hospital, donde lo esperaba su hijo. Haruhiko lo vio llegar y rápidamente corrió a abrazarlo.

—papá, papá...

—tranquilo, hijo. Ya estoy aquí. No te preocupes, tu hermano va a estar bien. Él es fuerte. Pero dime, ¿Cómo está?

—el médico dice que tiene varias costillas rotas y también una pierna. Tuvieron que operarlo de emergencia, ya que una de estas le había perforado un pulmón. Papá, no quiero que mi hermanito muera—volvió a llorar. Su padre lo consoló y lo abrazó. Él tampoco quería perder a su hijo, así como perdió a su esposa.

Más tarde, llegó su esposa, junto a sus hijos. Esta lo abrazó y lo consoló.

—¿cómo está Kenji, amor?

—mal. Lo están operando justo ahora.

—confía en que todo estará bien—lo atrajo hacia sus brazos y lo reconfortó. El médico salió y fue a darle las noticias a los familiares.

—doctor, ¿cómo está mi hijo?

—se encuentra fuera de peligro. Lo importante ahora es que Kenji se recupere. Puede pasar a verlo, si quiere—dicho esto, el padre siguió al doctor y entró a la habitación. Encontró al pequeño en la cama, con el pecho vendado y la pierna izquierda enyesada. Lloraba y su respiración era muy acelerada.

—papá, tengo miedo. No quiero que Akihiko me mate—sollozó el pequeño. Su padre se acercó a él y se sentó a su lado.

—tranquilo, mi niño. No voy a dejar que tu hermano te lastime, ¿sí? Trata de calmarte. Tienes que recuperarte, ¿de acuerdo? —el pequeño asintió—. ¿Quieres ver a Haruhiko? —el niño asintió con alegría—. Bien, iré a llamar a tu hermano. Él también está muy preocupado por saber cómo estás. Iré por él y enseguida regreso—salió del cuarto y cerró la puerta. Más tarde, regresaron y el castaño abrazó a su hermanito.

—ay—expresó el pequeño.

—¡Haruhiko!

—lo siento. Es que estoy muy emocionado de ver a mi hermanito a salvo—volvió a abrazarlo, pero esta vez con más delicadeza.

—yo también tenía muchas ganas de verte.

—¿cómo estás? —con una pierna rota.

—maldito Akihiko—exclamó con furia.

Haruhiko—lo regañó.

—es la verdad, papá. Ese tipo es... ah... un maldito.

—no se te olvide que ese tipo es tu hermano.

—él no es mi hermano. Un hermano no le haría lo que Akihiko le hizo a Kenji.

—él extraña a su madre—lo justificó.

—yo también lo extraño, pero eso no justifica la actitud de mi hermano. Además, Akihiko está celoso de Kenji.

—¿por qué dices eso?

—porque él siempre ha creído que tú quieres más a Kenji que a él. Akihiko está loco. 

—no, tu hermano no está loco. Él necesita nuestra ayuda.

—él no acepta la ayuda de nadie. Ni siquiera puede ayudarse él mismo. Si él no quiere ayuda, no podemos hacerlo nosotros.

Dolor y soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora