Capítulo XXXIII. Un año después

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Capítulo XXXIII. Un año después

Un año había pasado desde que Usami Akihiko se había internado en el hospital para recibir ayuda psiquiátrica. Las cosas iban muy bien para él. Avanzaba en su tratamiento y parece que presentaba mejorías. Su estado mejoraba cada día. En poco tiempo podría volver a tener una vida normal.

—me alegra mucho ver tus avances. Estás mejorando de manera considerable. Parece que muy pronto podrás salir del hospital—dijo el doctor con emoción. Akihiko también estaba emocionado. Podría volver a ver a su familia. Los extrañaba demasiado, aunque habían ido a visitarlo en algunas ocasiones. Se disculpó con sus hermanos menores y estos, como buenos hermanos, lo perdonaron. Su corazón se sentía más ligero ahora. Algunos días después, el doctor por fin lo dio de alta. Estaba mucho mejor.

—bien, Akihiko, ahora podrás volver a rehacer tu vida. Espero, de todo corazón, que puedas salir adelante. Has demostrado que tienes la voluntad para luchar y salir adelante. Podrás conseguir todo lo que quieras y lograr lo que te propongas. Te entrego también algunas medicinas, que deberás tomar sólo si lo necesitas. Espero que te vaya muy bien—se despidió el mayor. Akihiko no soportó más y terminó dándole un abrazo. El hombre se sorprendió, pero lo recibió gustoso. Ambos se despidieron y el peli plata emprendió su camino de regreso a casa. Mientras iba caminando a su casa, algo a lo lejos captó su atención. Había alguien en el parque que quedaba cerca de su casa. Casi se le sale el corazón al ver de quién se trataba. era su ex novio, el cual, parecía que estaba esperando a alguien más. Se quedó de pie, detrás de un árbol, para ver qué pasaba. Al final, sucedió lo que esperaba que pasara. Llegó otro sujeto y abrazó al azabache, después de saludarse, se dieron un beso en los labios. El menor se veía feliz al lado del otro hombre. Akihiko prometió que no se metería nuevamente en la vida de su ex amor. Lo había superado y ahora tocaba ver hacia adelante. Esperaba que este fuera feliz allá donde fuera. Se merecía toda la felicidad que él no pudo darle o que, más bien, le había arrebatado. Los dos se quedaron platicando un rato, hasta que decidieron irse, tomados de la mano. Él también optó por irse a su casa, dejando atrás todo recuerdo del azabache. Él estaba con alguien mejor. En el camino decidió llamar a su amigo Zen. Se había mantenido en contacto con él en todo el año que estuvo en tratamiento y este le dijo que faltaba un mes para la graduación. Él, claro, como perdió un año, tenía que recursar todas las materias perdidas. Se graduaría hasta el año entrante. Pero estaba feliz, todo en su vida tenía sentido de nuevo. Se sentía pleno, alegre, motivado. Estaba seguro de que había renacido. Al llegar a su casa, su familia lo recibió entusiasmada. Les alegraba tanto tenerlo de regreso. Sería un nuevo comienzo para toda la familia. Celebraron los siete, todos juntos. Akihiko pensó que no podría tener una familia mejor que la que ya tenía. Abrazó a sus padres y también a sus hermanos. Agradecía tanto el tener una nueva oportunidad para enmendar todos sus errores.

Días después, regresó a la escuela, recursaba todas las materias que tenía pendientes y se esforzaba en terminar todas las tareas, asistir a clases y planear todo. Mientras iba de camino hacia la biblioteca, se topó con aquel que estaba seguro que jamás volvería a ver. Sí, era su ex amor. Iba caminando también para entrar a la biblioteca y se encontró con el peli plata. Su corazón se detuvo al verlo frente a él. Pensaba que no lo iba a volver a ver.

—Akihiko—lo nombró. Estaba sorprendido. ¿Cómo es que estaba ahí? No se veía molesto, sólo sorprendido.

—Masamune, hola—lo saludó con una sonrisa. Él también estaba sorprendido. Ninguno se atrevía a decir nada más. Hasta que apareció el que parecía ser el novio del azabache. Este se acercó y lo abrazó por la cintura. Esto a Usami no le causaba nada, ni celos, molestia o algo parecido. Hace tiempo que había dejado ir aquellos sentimientos. Ya no sentía nada por el azabache. Sólo lo consideraba un buen amigo.

Dolor y soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora