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Las sábanas se deslizaron por su cuerpo, su cuerpo entre la mesa y el cuerpo de la rubia. Sintió como está era levantada y colocada en la mesa. Escucho como algo se volcaba, posiblemente los frascos de perfume u otra cosa que le restó importancia de inmediato.

Entre pequeñas acaricias que le daba la morena a la rubia, pérdida entre sus besos. Mordiendo sus labios varias veces hasta dejarlos enrojecidos, los pequeños quejidos de la rubia sintiendo la satisfacción de las mordidas de la morena, acariciando sus costados desnudo, sintiendo su piel caliente y suave.

- Eli... No... - Gemía contra su boca, en su intento de recuperar su fuerza mental volviéndose cada vez más nulo. - No está bien... - Eliza al escuchar esto para sus besos y la miró a los ojos, con su frente arrugada aún sin entender porque lo dijo. Alycia agradeció que parara sus besos iba a jurar que si seguía iba a perder el poco control que tenía.

Posa sus manos morenas en los laterales de sus cuello, acariciando con su pulgar. Mirando sus labios enrojecidos... Subiendo su mirada hasta sus ojos azules oscuros y brillosos hasta dilatados.

Sus labios se unieron.

De pronto, la recordó... De nuevo... Otra vez... Ella sonriéndole, aquella vez que se besaron. Su melena oscura, sus ojos color café, por un segundo pensó que la besaba a ella...

«Maldición, maldición. » Pensó Alycia, arrugando su frente en el beso y alejándose de golpe de la rubia. Creyó que la había olvidado, que esos sentimientos ya habían desaparecidos, pero no... No, su corazón aún no la olvida y su mente no le ayuda mucho tampoco.

- Lo siento. - Le susurra Alycia, separándose de Eliza, bajándose de la mesa y agarrando la sábanas para envolverse en ella. La morena no la mira a los ojos por la vergüenza que sentía. - No le puedes hacer esto a tu novio. - Se excusa sin importarle nada la existencia de ese ser.

- Ya termine con él hace tiempo. - Eliza se acerca para acariciar su mejilla, pero Alycia se aparta de ella de golpe. - ¿Que pasa, Alycia? - la morena evita su mirada a todo costa, su corazón latía de una forma dolorosa casi dejándola sin respirar, se sentía agobiada. - Alycia... - Repite su nombre suavemente temiendo haber hecho algo malo.

- Vete, Eliza. - La rubia no comprendía el porqué su reacción. Otra vez en su intento de hacer que la morena la mire colocando su mano en el hombro, la morena se echa para atrás chocando contra la mesa. - ¡Que te vayas, dije! - Le grita, la rubia abre mucho sus ojos sorprendida de lo ocurrido, Alycia nota su reacción y tapa su boca, no pudo evitar gritar. - Lo siento... - Le dice en voz baja. - Por favor vete, quiero... Estar sola... Por favor... - Su voz se vuelve quebradiza, Eliza no quiso presionarla más. Se retira lentamente del lugar dejando una última mirada sin ser correspondida... La morena no la miró.

Rompe en llanto cuando escucho la puerta cerrarse, está molesta, está muy molesta. Entra en un crisis que empieza a tumbar todo lo que hay en el escritorio sin importarle que la sábana que la cubría cayera al suelo. El maquillaje, todo cae. Golpea la mesa varias veces maldiciendo una y otra vez teniendo en su mente el rostro de Camila Cabello.

Se miró en el espejo, sus ojos enrojecidos, las lágrimas que dejaron un camino por su mejilla, su respiración agitada.

«¿Por qué simplemente no te puedo olvidar, Camila Cabello? »

Desde ahí supo que un amor así, no se olvida de la noche a la mañana.

∅∅∅

Desde ese día Eliza se ha intentando acercar a Alycia siendo esto en vano. La morena no intentaba socializar, siempre estaba distante. Se iba una vez terminado las escenas, no entendía nada acerca de sus acciones y le dolía que la ignorara. Ella se iba a ir en cualquier momento y la rubia... Solo quería una oportunidad antes que se marchara.

Periodista Camren. (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora