Había llegado a su habitación, aún sintiéndose extraña, muy extraña. La resaca aún no le pasaba, tenía ganas de comer y dormir, y quizás, solo quizás vomitar.
No mentira, estaba en el inodoro vomitando. Esperando que un ser especial lograse apiadarse de ella, jurando entre vómitos no volver cometer esa locura, aclamando a los ángeles que pararan las náuseas.
No supo cuanto duró, temió deshidratarse. Solo que al momento que dejó sentir esas nauseas, lavo su boca y fue a caer en su cama.
Pasaron las horas, ya estaba levantada. La cabeza le dolía menos, las náuseas estaban ausentes por los momentos. Se aseo sin ver su celular. Pronto, llegó Héctor entregándole la carta de renuncia. La noche anterior le suplico que le hiciera una, ella con una sonrisa poco animada le agradeció. Hablaron un rato y se despidió.
Vio la carta, limpio y perfecto. Plasmó su firma, las emociones que sumergieron al firmalo generaron desgana, su estado de ánimo decayó súbitamente. Quería terminar con todo, mañana marcharía de una vez.
El día paso muy rápido y ya era el día siguiente... en un pestañear ya tenía su equipaje listo. Héctor la esperaba afuera y ella debía enfrentarse a Camila. No había tenido comunicación con ella y ella no se ha tomado la molestia de escribirle.
Se dirigía a su habitación, sus manos inquietas. Mirando la llave de acceso que le había dejado hace tiempo, al estar al frente y reunir todas las fuerzas entregarle la carta y solo marcharse.
Esto está mal.
«Solo lanza la puta carta por debajo de la puerta y termina con eso, ¡ALYCIA! » Sus pensamientos le gritaron, cerró sus ojos fuertemente. Tocó y tocó, nadie abrió.
Abrió la puerta con la llave, y vio que no había nadie. Una que otras prendas en el suelo, algo típico de Camila.
Camina hasta llegar a su mesa, hasta que escucha unos murmullos. Una que otra risas, sabían quienes eran. Huye como una cobarde al cuarto de Camila. Había un gran clóset, con sus ropas ahí. Entra, y cierra casi todo. La pequeña apertura mostraba muy poca, una parte de la cama y una parte de la puerta.
Está temblando, sus manos suda. Quería salir y enfrentarlo, ¿Que le explicaría a Camila?
«Hey, Camila. Ten, renunció. Gracias por todo, sean felices, y cojan mucho. » Golpea su frente con la palma de la mano, al tener un absurdo pensamiento.
Entran las dos, risueñas. Cayendo en la cama, como dos niñas que están empezando una relación. Lauren está sentada en el borde de la cama y Camila se siente en sus muslos.
Alycia la podía ver, todo era genial cuando había alcohol y marihuana en su organismo. Aceptas todos lo que se te ofrezca y lo que ves.
Pero ahora, en esos momentos. Verlas melosas te desgarra la piel, el alma.
Contienes la respiración, sus labios no se separaran. Mantienen una distancia muy mínima, para observarse. Sus ojos brillan y su sonrisa no se desvanece.
Camila le da pequeños besos en sus labios aún sonrientes, depositas más en su rostro. Lauren acaricia sus muslo expuesto, gracias a unos shorts que tenía. No suele usar ese tipo de ropa, suponía que era de Lauren.
Cerró sus ojos y dejó de mirar esa escenas.
«¿Que mierda quieres de mí? Ya me demostraste que ella no es para mí, DE MILES DE MANERAS, YA ENTENDÍ PUTA VIDA DE MIERDA, ENTENDÍ. No quiero ver más, no, ya, no aguantó. » Busca soltar un sollozo, enseguida tapa su boca. El sonido de sus besos le es molestoso, cierra sus ojos con fuerza.
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Periodista Camren. (Clexa)
أدب الهواةEn el mundo del espectáculo, eres el foco de atención. Dónde un movimiento en falso son miles de periodista que estarán ahí, respirando en tu nuca, mientras sus manos están tecleando sus aparatos, creando hipótesis de tú movimiento, buscando la verd...