9.

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—¿Por qué?— la morocha preguntó mas desesperada de lo que le hubiera gustado.

—Porque igual y sigue sintiendo algo por mí– sonrío burlona mientras veía como el rostro de Carolina se transformaba– o tal vez sólo no confía en ti.

Carolina no dijo nada los próximos cinco minutos, no sabía que decir ni que hacer. Quería decirle a esa chica que estaba equivocada, que Agustín hace mucho dejó de sentir algo por ella, o al menos no lo que la chica imaginaba, pues a quien amaba era únicamente a ella. Quería decirle que estaba completamente equivocada por insinuar que Agus no confiaba en ella, porque ella sabía perfectamente bien que el morocho confiaba ciega y plenamente en ella, tanto como ella confiaba en él, y ninguna ex novia ardida y resentida del pasado la harían cambiar su forma de pensar.

Entonces, ¿por qué no dijo nada?

No lo sabía, tal vez eran sus miedos los que estaban tomando el control de la situación y no le estaban permitiendo actuar de la manera que ella mejor hubiera deseado.

—¿No dirás nada?— Tamara insistió, logrando que la morocha enfocara toda su atención en ella. Una vez más intentó decir o hacer algo para así lograr sacar de su errónea idea a la chica frente a ella, pero seguía sin saber como responder.

—No necesito decirte nada–  intentó sonar lo más segura y calmada que pudo– no tengo porque responderte a eso, y mucho menos tengo porque darte explicaciones– tomó aire y tratando de verse lo más relajada posible, se dirigió hacia la nevera y sacó la jarra de jugo– la relación entre Agus y yo, es sólo de nosotros dos, no hay terceros, ni cuartos, ni quintos, etc.– sirvió un poco de jugo en un vaso de vidrio azul– así que cualquier tema que tenga que ver con mi relación con Agustín– tomó un trago de jugo– sólo lo discutiré con él, con nadie más– dio un trago más y cunado terminó de beber el líquido amarillo, la miró y sonrió– nuestra relación es de dos, somos una pareja, así que si conoces la definición de pareja– enfatizó esa última palabra– entenderás que nada de lo que digas afectará mi relación con Agustín, así que te pediré de la forma más amable que no te metas.

Ella es la que ahora no dijo nada, sólo observó fijamente a la morocha mientras se terminó su vaso de leche, y después de la nada, empezó a reír.

—Creí que eras más inocente, más ingenua, pero ya veo que no.— sonrió.

—El mayor error que puede cometer una persona es subestimar a otra.— Carolina intentó hablar lo más segura posible.

—Sobre todo si se trata de su enemigo.— Tamara no hizo nada por disimular lo que acababa de decir, porque en el fondo sabía que Carolina estaba al tanto de sus sentimientos por el cordobés, así que ¿por qué esforzarse tanto disimulando algo que era más que obvio?

—Vaya, así que soy tu enemiga.— se terminó el vaso de jugo y miró fijamente a los ojos a la otra chica.

—Vamos, no tienes que fingir que no lo sabías– la otra chica habló con toda la tranquilidad del mundo, como si estuvieran hablando del clima– las dos somos mujeres, nos podemos leer y entender entre nosotras, así que estoy más que segura que desde que me viste te diste cuenta de que aún siento algo por Agustín.

—Mi prometido.— enfatizó Carolina.

—Claro, tu prometido.— Tamara rodó los ojos.

—Vaya, de verdad no puedo creer lo honesta o cínica que eres.— Carolina negó con la cabeza mientras rió sarcásticamente, no podía creer la persona que estaba frente a ella, le parecía imposible que una chica fuera tan cínica, pues aunque no se lo hubiera dicho aún, ella ya estaba más que segura, de que la chica frente a ella, no descansaría hasta intentar arruinar su compromiso con el morocho.

Te amo (Aguslina) (TE #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora