Madrid, España
Mónica, una joven de veintidós años, con una larga cabellera color castaño claro, así como una suave piel tan blanca que cuando ella era una niña pequeña, y antes de que su madre enfermara, ella solía llamarla carita de nieve.
Mónica nunca había tenido una vida fácil, realmente comprendía el significado de "luchar por lo que quieres", "trabajar para lograr tus metas", por eso pese a que su madre adoraba compararla con Blanca Nieves por su color de piel, o con Bella por su cabellera, ella disfrutaba más la historia de Tiana, de la princesa y el sapo, ella sabía que, la única forma de conseguir lo que quieres, es trabajando duro.
Mónica desde los quince años, edad que tenía cuando su madre enfermó, tuvo que dejar de lado todas esas fantasías de las cuales las chicas de su edad disfrutaban, ella tuvo que buscar una escuela en la tarde, la cual no le quitara demasiado tiempo, pues en las mañanas debía cubrir a su madre en su antiguo trabajo, así que de día era la empleada doméstica de un matrimonio joven y rico, y por las tardes noches, se enfocaba en sus estudios, iba a la escuela, y cuando regresaba del colegio, se encargaba de terminar las tareas domésticas que hubiera dejado pendientes antes de irse, y antes de ir a dormir, hacía sus tareas académicas.
Hubieron muchas ocasiones en las que no dormía, no le daba tiempo, sobre todo conforme ella crecía, pues no sólo la carga de trabajo en la mansión de Julia y Enrique había aumentado, sino que además sus estudios cada vez se volvían más demandantes, sobre todo cuando entró a la Universidad, sin embargo, eso era algo que a ella no le importaba, ella tenía muy en claro cuales eran sus sueños, sus metas, y no le importaba no dormir algunos días, o dormir sólo tres horas en otras ocasiones, si ese sacrificio le daría recompensas en el futuro.
Ella sabía que para obtener buenos frutos, antes debía cuidar bien la cosecha, no descuidarla y darle todo lo necesario, sin importar los sacrificios que se tuvieran que hacer.
Mónica siempre se sentiría agradecida con sus jefes, Julia y Enrique, sobre todo con el segundo, porque pese a que cuando se enteraron de la enfermedad de su madre y de la dificultad que le resultaría trabajar, ellos no la corrieron, en un inicio la dejaban hacer el trabajo que pudiera hacer, y cuando Mónica se ofreció a cubrir a su madre, ellos accedieron, además de que le permitieron que continuara con sus estudios, aceptaron darle un trabajo de medio día pero con el mismo sueldo que ganaba su madre cuando trabajaba de tiempo completo, además de que el señor Enrique, amablemente se ofreció a pagar el tratamiento de su madre. Por ese tipo de cosas y por más cosas que hicieron por ella cuando era una niña y su madre estaba bien de salud, es que ella siempre les estaría agradecida, y siempre les guardaría lealtad.
O bueno, eso fue lo que ella pensó hasta que se enteró del cruel acto que sus jefes cometieron hace nueve meses y medio. Julia siempre había soñado con ser mamá, Mónica lo sabía mejor que nadie, ella creció en esa casa y cientos de veces escuchó a esa hermosa mujer llorar porque no lograba quedar embarazada, aún recordaba lo triste, lo gris que fue aquel día en que Julia y Enrique volvieron del doctor con las noticias de que Julia era estéril, nunca podría tener hijos, sólo podía optar por la adopción o la renta de un vientre.
Mónica sabía mejor que nadie cuanto deseaba Julia poder ser madre, ella era de esas mujeres que habían nacido para ser madres, toda su vida lo supieron, ser madres era uno de sus más grandes sueños, y así como Mónica cientos de veces se preguntó porque tuvo que nacer en un hogar donde su padre las abandonó a ella y a su madre, dejándolas sin nada, en la calle y solas, para que su madre terminara trabajando de sirvienta y que con los años desarrollara una enfermedad crónica, también se preguntaba porque una mujer tan buena, con sueños tan lindos y sinceros, había nacido con la capacidad de tener todo lo que quisiera, excepto lo que más deseaba en el mundo.
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Te amo (Aguslina) (TE #3)
FanfictionLos años pasan pero los recuerdos se quedan, y el espejismo de lo que pudo haber sido su vida perfecta siempre estará ahí, rondando en su cabeza. ¿Al fin podrán ganar todas las batallas y salir adelante juntos? ¿Llego su momento de ser felices? ¿Pod...