I. DIAGON ALLEY

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CAPÍTULO UNO
CALLEJÓN DIAGON

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LA JOVEN DIANNE MALFOY SE ENCONTRABA SENTADA EN SU CAMA, leyendo un libro de magia que se había comprado hacía unos días, y del cual no se separaba desde entonces

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LA JOVEN DIANNE MALFOY SE ENCONTRABA SENTADA EN SU CAMA, leyendo un libro de magia que se había comprado hacía unos días, y del cual no se separaba desde entonces. Estaba con las piernas pegadas al cuerpo y el objeto sobre sus piernas, en una posición raramente cómoda. Todavía usaba el camisón de dormir, y no parecía tener muchas intenciones de levantarse de la cama. De hecho, tiraba por las mantas hacia arriba para tapar sus piernas.

La puerta de su habitación se abrió luego de unos suaves golpecitos. Dianne ni se molestó en alzar la cabeza para mirar quién era, pues el sonido de los pasos, así como el sentimiento que estes transmitían, la hizo saber con seguridad de quién se trataba.

—Los señores han dicho que se vaya preparando, señorita—pronunció, luego de balbucear algo que ella no entendió.

—Diles que me pondré de inmediato —murmuró Dianne, todavía sin alzar la mirada. Detuvo al ser con su voz, de nuevo—. Dobby, ¿Dónde está mi hermano?

—Ah…. Dobby ha visto al señorito Draco en el jardín trasero, señorita—respondió el elfo doméstico, con algún carraspeo por el medio, mientras se movía de forma algo inquieta —. Dobby debería ir a buscarlo…

—Puedo ir yo…

—¡No! —Dobby chilló algo histérico, haciendo que la maga alzara la vista para mirarlo. Él se removió inquieto—. No, no. Dobby debe hacerlo. Dobby debe buscar al señorito Draco o …

—Ya, Dobby, tranquilízate —lo interrumpió Dianne, cerrando el libro y mirando al inquieto elfo—. Padre no te dirá nada.

—Pero el señor dijo que Dobby…

—Padre puede decir muchas tonterías cuando se lo propone, Dobby—señaló la joven, con tono aburrido, mientras el elfo la miraba algo sorprendido. Todavía no se acostumbraba a que la niña hablara así de su padre—. Ve a buscar a mi hermano, y si padre te dice algo, le dices que yo te lo ordené, ¿estamos?

—Sí, señorita Dianne. Dobby irá a buscar al señorito Draco.

—Bien. Puedes irte —hizo un gesto con la mano.

El elfo hizo un gesto, a modo de despedida, para luego abandonar la habitación de la joven con rapidez. Esta se preguntó que estaría haciendo su hermano mayor en el jardín, pero al momento desechó su pensamiento. Él era suficientemente mayorcito como para saber lo que hacía. Y algo le decía que estaba jugando al Quiddich, seguramente luego de atormentar a algunos de los seres que trabajaban en la mansión solo para que jugaran con él, pues a ella le agotaba la paciencia.

Dianne y la piedra filosofal¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora