XV. QUIRRELL VS SNAPE

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CAPÍTULO QUINCE
Quirrell vs Snape

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A MEDIDA QUE SE ACERCABA EL partido entre leones y tejones, el ambiente se caldeaba cada vez más

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A MEDIDA QUE SE ACERCABA EL partido entre leones y tejones, el ambiente se caldeaba cada vez más. La idea de que Gryffindor los alcanzase en el torneo de la casa, algo que no se había conseguido en siete años, tenía a los jugadores de Slytherin sobre ascuas. No había nadie que aguantase a los chicos del equipo durante aquellos días, pues estaban de lo más intensos, matándose a entrenamientos de lo más estúpidos solo para machacar a Ravenclaw y llegar al último partido con fuerza. Quizás demasiada.

Las clases de pociones se habían vuelto el epicentro del volcán, pues era compartida entre leones y serpientes. Los de la casa de Salazar Slytherin parecían disparar dagas en dirección a los de la casa de Godric Gryffindor, aunque estos estuvieran suficientemente nerviosos. Dianne se había percatado de que Snape era aún más duro con Harry, como si supiera algo. ¿Era posible que supiera lo que habían averiguado de la Piedra Filosofal?

Aunque no podía estar segura, la rubia Malfoy mantuvo su atenta mirada vigilando los movimientos de su jefe de casa, en especial cuando estaba cerca del trío de oro. Quizás una parte de ella esperaba que el hombre sacara un libro de su túnica y le pegara al azabache en la cabeza, dejándolo inconsciente y haciendo que Gryffindor no pudiera jugar su partido. Realmente se lo esperaba, pues Snape parecía odiar a Potter con cada fibra de su ser.

El día del partido, Dianne tenía el ceño fruncido desde la primera hora del día. Se esperaba que en la tarde pasara cualquier cosa, y por eso se puso en marcha. Junto a Daphne, buscaron cualquier hechizo que parara los pies a cualquier Slytherin que tratara de arruinar el partido de Gryffindor. Incluso estaban dispuestas a usarlo contra Snape, aunque a Daphne no le hiciera demasiada gracia, Dianne estaba dispuesta a lanzarlo ella misma si lo veía necesario.

Dianne y Daphne, junto a Blaise, hicieron tiempo antes de ir a las gradas para ver el partido. Las dos revisaban el campo, como si se esperaban que saliera alguna criatura de allí. Ni siquiera repararon en la mirada confundida de Draco, a quien no le quedó más remedio que ir seguido de sus perros falderos. Lo cierto era que Zabini no sabía que planeaban sus amigas, pero prefería estar con ellas que con los seguidores del rubio Malfoy, pues le daban la razón en todo, y eso, lo ponía de los nervios.

Por su parte, Hermione y Ron observaban como Snape parecía estar enfadado. Seguramente se debía a que Dumbledore en persona estaba allí.

—Nunca había visto a Snape con esa cara de malo—dijo el pelirrojo a Hermione—. Mira, ya salen. ¡Eh!

Alguien había golpeado a Ron en la parte de atrás de la cabeza. Era el rubio Malfoy.

Dianne y la piedra filosofal¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora