II. WELCOME TO HOGWARTS

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CAPÍTULO DOS
BIENVENIDOS A HOGWARTS

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DIANNE MALFOY SE DEJÓ CAER EN EL ASIENTO al lado de su hermano y tomó un libro para leerlo en el viaje

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DIANNE MALFOY SE DEJÓ CAER EN EL ASIENTO al lado de su hermano y tomó un libro para leerlo en el viaje. No tenía ganas mentales de soportar a Draco fardando delante de sus perros falderos, como ella los llamaba. Eran Crabble y Goyle, pero honestamente no recordaba cuál era cuál. De todos modos, seguían a su hermano mellizo como si fueran cachorros Golden y por eso los había designado de aquella manera. La realidad era que no los soportaba.

El libro que estaba leyendo era de hechizos básicos, pero realmente efectivos. Sabía que una de las asignaturas de primer año era la de Encantamientos, pero desde siempre le había gustado ir con un pie por delante en comparación con los demás. Y en comparación con su hermano, eso no era demasiado difícil, pues Draco rara vez tomaba un libro entre sus manos por voluntad propia.

Mientras leía, podía escuchar a su hermano, los perros falderos y a otro chico hablando de las casas de Hogwarts. Draco afirmaba que él y su hermana quedarían en Slytherin como toda su familia, por lo que se vio obligada a fingir que estaba prestando atención, limitándose a asentir con la cabeza.

En verdad, a Dianne le daba exactamente igual en que casa acabara. A lo largo del tiempo en el que había estado leyendo información sobre Hogwarts y las cuatro casas, se había dado cuenta de que poseía cualidades de todas. Eso la hacía sentirse especial, pero en el fondo de su mente, la asustaba. Aunque a ella le diera igual la casa, a su padre no. Si no salía Slytherin, estaba segura de que la consideraría una traidora a la sangre y dejaría de considerarla su hija; no estaba segura al cien por cien, pero conocía la mente podrida y oscura de Lucius Malfoy. No había que ser un experto en el tema para darse cuenta.

De nuevo enfrascada en la lectura, una parte de la conversación entre los chicos le llamó la atención.

—¿Lo habéis escuchado? —el chico que sabía que se llamaba Blaise Zabini se hizo el interesante—. Dicen que Harry Potter está aquí.

—¿Aquí? —repitió Draco, sonando entre molesto y ansioso —. ¿A qué te refieres con aquí?

—En el expreso—respondió el moreno, haciendo un gesto de cejas, sin inmutarse por la expresión casi asesina del rubio—. Tiene nuestra misma edad, según he leído, así que irá en nuestro curso.

—¿Creéis que saldrá Slytherin? —preguntaron y Dianne no supo si fue Crabble o Goyle.

—Por supuesto que sí—Draco Malfoy lo soltó en un gruñido irritado, sorprendiendo a todos menos a su melliza, quién simplemente colocó una mano en su brazo, a modo de advertencia—. Si es el niño que sobrevivió al Señor Oscuro, tiene que ser un Slytherin.

Dianne y la piedra filosofal¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora