✿TEN✿

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El sonido de la alarma me advertía que debía levantarme de la cama para ir a la prisión, que era mejor conocida como la escuela preparatoria, pero estaba cansada que deje que la música sonara, no interrumpiria mi sueño, aunque después me arrepintiera ya que eso implicaba llegar tarde nuevamente, por culpa de los típicos cinco minutos más.

Me metí a la ducha como era mi costumbre de todas las mañanas desde que tenía 10 años, ya que, con el paso del tiempo, aprendí a qué si no me bañaba en las mañanas con agua fría, no tendría la fuerza para poder despertarme y no dormirme en el desayuno sobre mi cereal, y ser regañada por mi madre.

Al salir del baño, abrí mi clóset y saqué la ropa que usaría hoy, unos mom jeans, una playera holgada negra con el logotipo de una de mis bandas favoritas "Pierce The Veil" y unos Vans color negro.

Suspiré al verme al espejo, debido a lo que había comido ayer por la noche, había despertado con tres granos en la frente, así que hice lo más sano y decidí dejar mi cabello suelto y que mi flequillo cubriera parte de mi frente, ya que estaba largo pero las pequeñas ondas que se hacian, cubrían mi frente.

Lo peine un poco, para darle el volumen y el estilo que quería, suspiré cuando no logré hacer demasiado con mi melena, me había resignado tiempo atrás que mi cabello no fue hecho para un comercial de shampoo, o al menos que luciera decentemente.

Busque las tijeras, ya que mi flequillo estaba arriba de mi labio, lo que significaba que estaba muy largo, por lo que a veces cubria toda mi cara, y no solo mi frente.

Comencé a maquillarme como siempre lo hacía, corrector en las pequeñas marcas de acné que había dejado el tiempo y las manchas que tenía haciendo que mi tono de piel fuera variado, polvo para que mi piel no brillará tanto, sombra rosa para lucir enferma, máscara para pestañas, para que mis ojos no se vieran como dos pequeños cacahuates y un gloss para que mis labios se vieran naturales.

Puse un poco más de corrector y polvo traslúcido en mis ojeras, ya que estaban demasiado marcadas, las mire fastidiada y con impotencia, sabía que debía dejar de escribir hasta la madrugada, ya que eso me afectaba física y mentalmente, pero me era imposible cuando un chico como Conan Gray había aparecido en mi vida.

Baje y ahí estaban mis padres platicando y mi hermano estaba con su teléfono celular.

Mi madre y padre desayunaban unos panqueques hechos por mi padre, y mi hermano tenía un plato de cereal en la mano.

- Deja ese teléfono - dije riendo

Andy al verme se metió a la cocina y me trajo un plato de cereal también

- Toma enana - dijo dándome el plato de cereal

- Idiota - dije enojada.

Para tener 18 años recién cumplidos y medir 1.68 no me consideraba como una chica con una estatura tan baja, de hecho era una de las personas más altas en mi antigua escuela, pero como mi hermano media 1.79 se sentía superior a mi, y siempre me lo recordaba.

- ¡Audrey esos modales! - me regaño mi madre mientras me miraba enojada - Yo no te enseñado a ser una niña grosera

- ¡Tu hijo es el único culpable! - le dije mientras me metía una cucharada de cereal a la boca - hubiera preferido mil veces tener a un ratón de hermano, antes que a él.

- No empiecen a discutir - dijo mi padre agarrándose las sienes - es lo mismo todos los días

- ¡Tu hija es la culpable! - dijo mi madre cruzando los brazos y yo aguante una carcajada.

Ahora entendía de dónde había sacado culpar a los demás de lo que sucedía a mi alrededor.

Desayunamos tranquilamente y sin ninguna discusión, ya que no pensábamos hacer enojar a mi padre.

HEATHER© C.G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora