✿TWENTY SIX✿

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Sabía que sonaba exagerada al decir que me estaba muriendo del aburrimiento en la clase, pero si ustedes tuvieran que soportar a aquella profesora en alguna clase, me entenderían.

Y no es que la maestra fuera una viejita amargada que ama reprobar a sus alumnos, de hecho en la hora que llevamos de clase, se nota que es una maestra de menos de 40 años, que es feliz en la vida, ama enseñar, y no dejará que nadie se quede atrás en las matemáticas.

¿El único problema? Es que era tan tranquila, que los pasos que daba parecían en cámara lenta, su voz era tan bajita que si querías escucharla, debías estar a cinco centímetros de ella, y no hablemos acerca de que no puede controlar al grupo de adolescentes entrando a la adultez, que estaban en este grupo.

Estadística, era una de las clases nuevas este semestre, ¿Y saben que? Que era la clase la cual debía tomar sola, ya que Ash y Conan les tocó el mismo profesor.

Las únicas clases que seguimos compartiendo son Química, Biología, Literatura, Inglés y Artes.

Mire hacia atrás cuando una bola de papel cayó a unos centímetros de mi, y mire al chico de dónde había salido. Era el mesero de la Cafetería central, ¿Estudia aquí? ¡Wow! ¡Que pequeño es este pueblo!

Después de otros cinco minutos (que parecieron horas) de nuevo la clase se había vuelto aburrida, la maestra revisaba sus exámenes diagnósticos, por lo que nadie hacía nada, más que matar el aburrimiento con sus amigos.

Aquí tal vez me serviría tener otro amigo más que Conan y Ash.

Si alguien no se desmayaba o hacia explotar el salón con una bomba de humo con olor, me dormiría en la clase, incluso mas cuando la maestra se había empeñado en ponerme hasta enfrente, ya que según ella, esto era una buena decisión para una chica como yo.

¡Patrañas! Odio los lugares en donde yo tengo que estar al frente, odio pensar que la maestra tiene más acceso a los jefes de fila, que a otro alumno.

Después de 5 minutos de aburrimiento total, contando una a una las moscas que se cruzaban en mi camino, el sonido del toque de la puerta hizo que mi atención se desconectara de la novena mosca.

La puerta se abrió, y de ella la chica más linda que había visto se asomo por la puerta, la divise, era alta, tenía el pelo largo rubio, en una coleta bien hecha con un listón azul, ningún pelo se salía de su lugar, aquellos labios gruesos y rojos la hacían ver cómo una muñeca de porcelana, los ojos color verde hacían despreciar a las chicas de ojos café como los míos, llevaba el típico traje de porristas, una falda y un top azul marino con triángulo blanco en medio del uniforme, unas calcetas blancas y unos Vans blancos, e impecables.

Llevaba un maquillaje perfecto, un delineado sutil, unas sombras brillantes color blanco, y aquel labial mate color natural, que hacían que se viera como una pintura del Renacimiento, con cada detalle de su delicado rostro.

Su cuerpo era perfecto, tenía medidas como para ser un ángel de Victoria Secret, y no quisiera hablar de su piel, ya que no tenía un solo grano, ni textura, parecía que llevaba un filtro en la vida real, creo, si mi razón no me falla, que era la más perfecta de toda la escuela, e incluso la más perfecta de todo Estados Unidos.

La chica parecía sacada de Pinterest.

- Disculpe la tardanza, aún no me daban mi horario - sonrió alegremente, ¡Wow! Su voz en tan delicada y femenina.

Los murmullos en el salón se hicieron presentes, no podía escuchar a todos pero los pocos que escuchaba, ella era el tema central de esta clase, todos al parecer cayeron en un hechizo o ensoñación con aquella chica.

HEATHER© C.G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora