✿THIRTY SEVEN✿

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Odio el día, la hora, el minuto e incluso el maldito segundo en el que caí enamorada de Conan Gray. Si yo me hubiese esforzado un poco más por apegarme a los sentimientos de hermandad como el que Ashley y Conan tenían, no estaría atascada en este tremendo y tedioso lío que sólo me causa severos dolores de cabeza, crisis existenciales a mitad de la noche y la estúpida idea de querer desaparecer de la faz de la Tierra, todas las malditas mañanas al despertar.

Pero no podían culparme de haber caído tontamente enamorada de mi mejor amigo.

Conan Gray era todo lo que buscaba en una persona, era todo lo que quería de alguien, y bueno... La pregunta más difícil de contestar, ¿Cómo no amarlo?

Él era gracioso, inteligente, hermoso, lindo y tan cariñoso... un poco torpe, amigable, introvertido, nada sarcástico, aunque a veces un poco cínico, pero perfecto para mis ojos, a fin de cuentas, y para siempre.

Aquellos defectos que el parecía que nadie quería, era lo que atraía la atención de muchas chicas, y aún más desde que el se junta con Heather, ya que parece que gracias a ello, todas las chicas van detrás de él, para conseguir algo más que una amistad.

Estornude por milésima vez en el día y suspiré enojada, ya que si hubiese aceptado la ayuda del mesero ese día en la lluvia, no tendría este maldito resfriado.

- ¿Qué tal vas? - me preguntó Ashley mientras yo la miraba agotada, había pasado las últimas tres noches lamentándome a mi misma desde ese estúpido día.

Enferma y depresiva, ¡Mi vida si que era una película adolescente de Disney Channel!

La mire, desde hace ya tres días que no había hablado con Conan, ya que no me sentía preparada mentalmente para que me dijera que amaba a Heather.

Prefería evitar la situación antes que romper mi corazón de una sola vez.

- ¿Sabes que? - le pregunté azotando la puerta de mi casillero - renunció Ashley, renunció - dije rendida - he querido encontrar mil manera de buscar las imperfecciones y defectos de Heather, he tratado de que falle durante más de un maldito mes, y estoy cansada - suspiré - cansada de solo notar que es más perfecta que nada - dije aguantandome las lágrimas de coraje - es la maldita perfección en pie.

Ashley me miró triste, quiso decir algo, pero solo mantuvo la boca abierta un rato y luego la cerro.

Recargue mi cabeza en mi casillero y suspiré.

- Audrey, lamentablemente ella no es la rubia plástica de los libros - me dijo y yo cerré los ojos fuertemente.

- Lo se - dije - y se que no hay ningún defecto en ella - me quedé callada y luego la mire - ¿Sabes? en la clase de Estadística olvide la estúpida tarea, ¿sabes que ha hecho ella? - le pregunté y ella me miraba esperando mi respuesta

- No lo se, ¿Te delató con la maestra? - me preguntó

- ¡No! - dije un poco fuerte - ¡Me ha pasado la tarea! - le dije - sabes que no soy nada inteligente en Matemáticas, así que no la rechace, pero ahora me siento como si le debiera algo a ella, y odio sentirme de esa manera - hablé

- Lamento escuchar eso Audrey - me dijo triste - pero no te sientas mal por ello, eran fuerzas mayores - suspiro

- No lo lamentes - le dije - es mi culpa - dije

- ¡No es tu culpa! - hablo triste

- Tienes razón, es su culpa - dije enojada y Ashley me miró esperando una explicación de mi teoría - es que ¿Porqué no pudo adaptarse a la película y ser el ser más despreciable de todo el Instituto? - le pregunté - tenía que ser la rubia plástica, no la niña buena

HEATHER© C.G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora