Yo soy el que decido

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Este capítulo lo narrará Miguel:

Cuando al fin pude deshacerme de Frank, entré a la casa y cerré la puerta. Stacy me miraba con sus ojos brillantes sentada en el sofá de la sala:

-Te pasaste con Frank allí afuera, el chico se fue con los ojos aguados. -Dijo ella.

Me le quedé mirando unos instantes, esa sonrisa pícara con la que me miraba, me hacía sentir mariposas en el estómago. Me fui acercando a ella con una sonrisa de complicidad, a lo que ella respondió acostándose boca arriba en el sofá, dando lugar a que pudiera ponerme en cima de su cuerpo.

-Acaso te molestó cómo lo traté? -Pregunté mientras sentía como el miembro de mi entrepierna crecía.

-Claro que no mi amor, sabes que lo que más amo de ti es tu lado salvaje. -Fue diciendo mientras suavemente con sus manos fue retirando mi calzoncillo, hasta dejármelo a medio quitar y dejando en libertad mi pene.

-Sabía que te gustaría. -Dije cerrando sus labios en un apasionado beso.

Lo que pasó después lo describiría como el mejor polvo de mi vida. Ya la 1:00 pm nos dispusimos a devorar las pizzas que habíamos ordenado. Mientras comía, Stacy andaba en mi celular viendo los mensajes del grupo:

-Miguel, creo que lo de Samuel no fue una broma, ha movilizado a todo el grupo, incluso han hecho un horario de recuento.

-Tonterías. -Dije con un trozo de pizza en la boca. -Ellos se están tomando las cosas muy a pecho.

-No lo sé, tengo miedo de que pudiera ser verdad, hoy me aseguraré de que todo esté perfectamente cerrado. -Dijo.

-Has lo que quieras mujer. -Dije.

El resto del día la pasamos viendo series, Stacy se la pasaba en la laptop mirando sus novelitas turcas, mientras que yo me dediqué a entrenarme o a mirar la tele. Ya de noche nos acostamos en la cama a eso de las 9:00 pm y nos pusimos a ver una película de terror: La monja, para ser precisos. En una determinada parte de la película Stacy se asusta y me abraza. Yo la abrazo y le reconforto diciendo:

-Tranquila, yo estoy aquí para protegerte.

-Lo harás por siempre? -Pregunta ella.

-Sí, aunque me cueste la vida. -Respondo.

En ese instantes escuchamos sonidos en la casa.

-Miguel, escuchaste eso? -Dijo Stacy.

-Mmm, seguramente sólo fue Mr Wilson (Nuestro gato) -Le dije para tranquilizarla.

Pasaron unos minutos y el ruido se seguía escuchando, lo que cada vez más débil, hasta que se acabó completamente. Stacy y yo estábamos algo nerviosos por la película, de repente en el instante que el demonio de la película sale para emitir su terrorífico chillido, la luz se apaga súbitamente.

-Aaaaaaaaa. -Chilló Stacy.

Rápidamente apreté el botón enter y paré la reproducción. Al mirar por la ventana de nuestra casa noté que todas las demás luces de las otras casas estaban prendidas menos la nuestra.

-Quédate aquí, voy a revisar el cableado. -Le dije.

-No me dejes en la oscuridad. -Dijo ella, aferrándose a mi brazo.

-Sólo serán unos minutos, prometo que regresaré de inmediato. -Le dije.

Ella se soltó suavemente y ví con la poca luz de la luna, como ella se tapaba con la sábana. Me levanté de la cama y salí de la habitación llevando mi celular conmigo. La casa estaba completamente sumida en la oscuridad, por lo que prendí la linterna y me dirigí al cableado. Iba despacio, ya que no descartaba la posibilidad de un allanamiento. Cuando llegué al garaje donde estaba la fuente de corriente de la casa, me di cuenta que todo estaba hecho un desastre: cables picados por todos lados, incluso había restos de ellos en el suelo. Cuando alumbré hacia mis pies noté un líquido rojo en el suelo, entonces observé una imagen que me dejó aterrado. El cadáver de Mr Wilson estaba en el suelo completamente descuartizado, enseguida me di cuenta que los sonidos que antes escuchamos eran del gato tratando de huir de su verdugo.

-Stacy. -Pensé.

De repente, un grito agudo rompió con el silencio que reinaba. Era Stacy pidiendo ayuda. Corrí hacia nuestra habitación con el corazón latiéndome a mil por segundo, al llegar a nuestro cuarto ví a Stacy en la cama llorando y señalando:

-Miguel atrás de ti!!!!

Pero no tuve tiempo de voltearme, me propinaron un golpe en mi cabeza que me hizo caer al suelo, lo último que pude ver mientras mis ojos se cerraban fue como un pie pisaba mi celular hasta romperlo.

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Desperté con un agudo dolor de cabeza, a causa del golpe. Estaba en una especie de sala, alumbrada únicamente por una lámpara de escritorio, atado de manos y pies a una silla y con un pañuelo fuertemente atado a mi boca. A mi lado estaba Stacy sollozando, al verme despierto sus ojos se iluminaron e intentó retorcerce a pesar de las cuerdas. Sentí el chirriar de una puerta de hierro y contemplé como un hombre entraba en la habitación. Estaba vestido completamente de negro: camisa, pantalón y zapatos. Y tenía su cara tapada con una máscara.
Se nos quedó mirando unos instantes, esos fueron los peores momentos de mi vida, sentí como todos los vellos de mi piel se erizaban. Entonces, el maniático, se agachó buscando algo debajo de la mesa y sacó un maletín de hierro. Miré como sacaba herramientas quirúrgicas, seguramente para torturarnos. Intenté zafar mis manos, pero estas estaban fuertemente atadas. El psicópata se volteó con una sierra en la mano, y se dirigió hacia mí. Con este instrumento comenzó a cortarme los dedos. Sentí un dolor muy agudo, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos mientras el cabrón seguía su trabajo, en un instante paró su trabajo para contemplar mi rostro, pero volvió a su tarea aumentando más la velocidad de la sierra. Cuando término, me mostró mis 5 dedos ante mis ojos y lo escuché reír a pleno pulmón. Stacy no había parado ni un segundo de retorcerce en su silla, mientras que de sus ojos brotaban ríos de lágrimas. El dolor que sentía era tan intenso que en un momento pensé que me iba a desmayar. Entonces el asesino regresó a la mesa de trabajo y cambió la sierra por una cuchara. Me imaginé lo que venía a continuación, él quería sacarme un ojo. Pero esta vez no se dirigió a mí, sino a Stacy. Observé como extrajo el ojo derecho de mi novia sin nisiquiera titubear. Ya no lo podía soportar más, gritaba a pleno pulmón por el dolor, pero mis gritos eran ahogados por el trapo en mi boca. Mi instinto de supervivencia se disparó en ese momento para tratar de mantenerme con vida. Así estuve unos segundos hasta que el trapo que me amordazava me fue retirado.

-Cobardeeeeee, quítame esta cuerda para que podamos pelear de hombre a hombre. -Grité.

La mordaza de Stacy también fue retirada.

-Amor tengo miedo! -Gritó mi novia entre sollozos.

-Escúchenme. -Comenzó a decir el extraño. -Tú. -Dijo señalándome. -Como te crees tan valiente, pondré a prueba vuestro amor. Tendrás que elegir entre tu novia y tu vida. Quién morirá y quién vivirá?

Miles de pensamientos inundaron mi mente en ese momento.

-Stacy o yo; Stacy o yo; Stacy o yo. -Me decía a mí mismo continuamente mientras el cabrón soltaba otra de sus escalofriantes carcajadas.

-Amor! -Gritó Stacy sacándome de mis pensamientos. -Por favor tengo miedo!!

-Inútil Stacy. -Pensé. -Nunca puede valerse por sí misma, y siempre buscando apoyo en otras personas.

-Yo quiero vivir!!! Puedes matarla a ella!- Grité al final.

Todo quedó en silencio, mi novia me miraba estupefacta. Al final el asesino volvió a estallar en una carcajada y tomando un cuchillo, se abalanzó hacia mí y hundió el arma en mi vientre.

-Yo soy el que decido quien vive y quien muere aquí. -Oí decir por última vez mientras mi vida acababa.

Amigos hasta la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora