Visiones

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Este capítulo lo narrará Ryan:

Sentí un objeto húmedo y caliente que comenzaba en mi nariz y poco a poco iba subiendo hasta mi frente. Se sentía tan cálido y placentero que decidí no abrir los ojos para no perder la magia del momento. Entonces las cosas comenzaron a ponerse extrañas, tenía dificultades para respirar, algo me estaba ahogando. Abrí los ojos en ese instante para encontrarme muy cerca de mi cara una máscara manchada de sangre.

-Auxilio! -Grité con toda la fuerza de mis cuerdas vocales.

En eso recibí un fuerte golpe en la mejilla, el cual me hizo reaccionar. El asesino desapareció delante de mí, y en su lugar apareció Jennie con un rostro de preocupación:

-Ryan qué estabas viendo? -Preguntó nerviosa.

Luego de explicarle mi visión, terminó diciendo:

-Así que viste al asesino ante tus ojos. -Dijo lentamente. - Ryan, has dormido bien últimamente? Este tipo de cosas le suelen suceder a las personas con falta de sueño.

-No, el peligro que ese psicópata supone para nosotros no me ha dejado pegar ojo. -Respondí.

-Te entiendo. -Me dijo poniendo su mano en una de las mías.

Le sonreí fugazmente. Pero entonces una pregunta pasó por mi mente, haciéndome temblar:

-Jennie, cómo lograste entrar al apartamento?

La pregunta la tomó por sorpresa. Finalmente me respondió:

-La puerta delantera estaba abierta.

-Dios mío. -Dije. -Él seguramente estuvo aquí. -Y comencé a temblar.

Busqué mi celular en la mesa de noche y no lo encontré allí.

-Se ha llevado mi teléfono! -Exclamé alzando la voz.

-Espera. -Me dijo ella. -No pierdas la calma, vamos a llamarlo.

Sacó su celular y marcó mi número. Luego de unos segundos escuché el tono de llamada.

-Viene del baño. -Dije.

Me levanté de la cama y corrí al cuarto de baño. Efectivamente, mi teléfono estaba en el suelo. Lo recogí tembloroso y puse la contraseña para desbloquearlo. Al ver el fondo de pantalla me salieron dos lágrimas de mis ojos. Había en él una selfie, de un hombre enmascarado vistiendo ropas negras. Sin dudarlo dos veces lancé el móvil contra la pared haciéndolo añicos.

-Pero qué haces? -Preguntó Jennie.

-Vámonos de aquí.-Anuncié.

-Qué?

-Me marcho de este lugar en este mismo instante.

Dejándola con la palabra en la boca, fui a mi cuarto y sacando la maleta, comencé a echar mis cosas dentro.

-A dónde vas a ir? -Y me tocó un hombro.

-A tu casa, no sé, a donde sea. -Dije.

-Pero en mi casa todavía están mis padres. -Dijo ella.

-No importa! -Le grité.

Noté como una lágrima resbaló de sus ojos. Le estaba haciendo daño, a pesar de saber que ella me amaba.

-Lo siento Jennie, no fue mi intención haberte gritado de ese modo. -Dije y me acerqué lentamente a ella.

-Descuida, sé que no lo hiciste a propósito. -Me respondió. -Tienes razón, vámonos de este lugar.

Amigos hasta la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora