Sentimientos reprimidos

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Este capítulo lo narrará Ryan:

Me levanté ese día con mejor humor. No sabía por qué? Pero sentía un gran optimismo, como esperando una buena noticia. Necesitaba salir de mi apartamento y despejar mi cabeza aunque fuera unos momentos. Luego de desayunar un emparedado de atún y asearme, busqué mi celular. Mi móvil estaba en la mesa de noche, donde siempre lo pongo antes de dormir. Lo cogí en mis manos y pensé revisar los mensajes por si alguien me había escrito, pero desistí de hacerlo. Tenía miedo de abrir el celular y encontrarme nuevamente una foto de uno de mis amigos muertos. El Whatsapp me aterraba, ya no encontraba esa motivación de estar conectado horas y horas en él. Guardé mi celular en el bolsillo, y salí de aquel infierno llamado hogar. El sol estaba en su cumbre, dándome a entender que ya eran pasadas las 12:00 am. Fui al parque del pueblo, ese lugar es mi favorito para sentarme y reflexionar cuando estoy estresado. Me senté en uno de los columpios e incluso comencé a mecerme, el movimiento siempre estimula mi capacidad mental. Veía pasar a las personas: niños jugando al aire libre, ancianos alimentando a las palomas, grupos de amigos riendo y parejas cogidas de las manos. Ver el grupo de amigos pasándola bien juntos me entristeció un poco, pensar que hace una semana atrás nosotros éramos tan felices como ellos. Entonces volví a caer en el tema que no quería pensar: la muerte de mis compañeros. Uno tras otro habían sido víctima del asesino, hasta incluso Toby me había dejado. Y lo más extraño, Bruno desaparecido.

-Será él? -Me pregunté a mí mismo dejándome de mecer en la hamaca.

Saqué el móvil y marqué su número. La contestadora me respondió y colgué la llamada.

-Qué esperaba de todas formas? -Me dije. -Si Bruno fuese el asesino no me respondería y si estuviera en peligro no lo haría de todas formas.

-Ryaaan!-Escuché gritar y vi a Jennie mi mejor amiga saludándome con la mano.

Me levanté del balancín y fui a su encuentro.

-Hola.

-Hola Ryan. Qué hacías allí sentado?

-Nada en particular, suelo ir a este lugar cada vez que estoy estresado. Y tú, a dónde te dirigías?

-A casa de Mavy. -Respondió. -La estoy llamando al teléfono y no me responde la llamada.

-Puedo acompañarte? -Pregunté.

-Claro. -Dijo mostrando una de sus hermosas sonrisas.

Y comenzamos a caminar uno al lado del otro. Cuánta incomodidad, no sabía que preguntarle para seguir con la conversación.

-Deseas comer un helado? -Preguntó de repente.

Un camión de helados estaba ubicado en la esquina de la calle repartiendo conos de helados a unos niños.

-No tengo dinero. -Dije.

-No importa, tengo suficiente para los dos. -Dijo ella. -Qué sabor prefieres?

Mi incomodidad se hizo aún mayor, ya que no quería que gastara su dinero de esa forma, además por lo general es el hombre quien tiene que pagar.

-Vas a responder? -Volvió a insistir ella.

-Chocolate. -Dije casi en un susurro.

-Oh chocolate. Ese también es mi sabor favorito. -Y se dirigió a buscarlos.

-Espera! -Volteó a verme. -Déjame ir yo a buscarlo.

-Ok, toma aquí está el dinero.-Y me entregó 60 centavos. - Te esperaré sentada en el banco abajo del árbol.

Hice una pequeña sonrisa forzada.

-Que malo soy con las chicas. -Me dije.

Fui al carrito de los helados y pedí dos conos de chocolate. El repartidor se quedó unos instantes mirándome.

Amigos hasta la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora