Frank

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Este capítulo lo narrará Ryan:

Salimos de aquel horroroso lugar, dejando el cuerpo de Bruno atrás. Afuera estaba lloviendo a cántaros por lo que tuvimos que refugiarnos en el que antes fue mi apartamento. La puerta estaba cerrada como la había dejado antes, así que utilicé la copia de la llave debajo del saco de entrada para poder entrar. El apartamento estaba a oscuras.

-Ryan, siéntate en una silla para curarte que estás sangrando a chorros. -Ordenó Jennie.

Obedecí y me senté en una silla.

-Dónde se encuentra el botiquín de primeros auxilios? -Preguntó.

-En el baño. -Respondí.

Y se dirigió a buscarlo. Un relámpago alumbró todo el lugar, seguido del poderoso estruendo de un trueno. Yo temblaba de frío. Todavía no superaba la muerte de Bruno. La revivía una y otra vez en mi cabeza sin parar. Entonces llegó mi novia con un algodón en mano y con suavidad comenzó a limpiar mis fosas nasales. Seguramente ella también estaba sufriendo tanto como yo, lo que no quería admitirlo.

-Cómo te encuentras? -Pregunté poniéndole una mano en su hombro.

Como respuesta me estrechó contra su pecho.

-Solo deseo que esta locura termine.

Y la escuché sollozar, luego la sentí sentarse en mis piernas de cara hacia mí.

-Prométeme que siempre estaremos juntos. -Dijo y me besó los labios con ardor.

-Te lo prometo. -Le dije interrumpiendo el beso para luego comenzar yo a besarla.

Con sus manos me cogió por la playera que llevaba y la fue subiendo hasta quitármela. Quería sexo, nuestros cuerpos se perdían mutuamente. Empecé a subirle la blusa que llevaba cuando de repente su celular sonó. Ignoramos el tono de llamada y seguimos en lo nuestro, ya yo estaba en boxers y ella en ropa interior cuando unos fuertes golpes se escucharon en la puerta. Asustados dejamos lo que hacíamos y comenzamos a vestirnos rápidamente. Sin camisa miré por el ojo de la puerta. Frank estaba del otro lado completamente empapado en agua. El teléfono de Jennie volvió a sonar.

-Jennie, sé que estás allí dentro, abre la puerta! -Gritó furioso.

-Ah, pero el muy cabrón viene con esas intenciones, ahora verá. -Pensé y abrí la puerta repentinamente casi dándole un portazo en su cara.

-Aléjate de mi novia! -Le grité exasperado.

Él puso una mueca de odio y dijo enojado:

-Dónde está Jennie? Tengo que hablar con ella. -Anunció haciéndome frente.

-Espera Ryan! -Gritó Jennie poniendo su mano sobre mi hombro. -Déjame aclarar su mente de una buena vez. -Dijo decidida.

-Al fin me das la cara. -Le dijo Frank.

Este comentario me hirvió la sangre, entonces noté la mano de Jennie apretando la mía con fuerza. Dándome a entender que confiara en ella.

-Frank siempre te he estimado mucho y te considero uno de mis mejores amigos, pero sólo somos eso, amigos, mi novio es Ryan, y si estimas nuestra amistad debes entenderlo.

-Yo no quiero ser tu amigo, yo te amo Jennie.

-Lo sé, pero yo no puedo estar contigo, porque yo amo a Ryan.

-Yo puedo darte muchas cosas.

-Lo sé, pero no las necesito, por favor Frank entiende de una vez. Yo odié la forma en que terminó nuestra última charla, pero ya te estás sobrepasando.

-Lo amas a él porque para ti es mejor que yo. No es así? -Preguntó.

-Volvemos con la misma historia de siempre. Ya te lo he dicho mil veces. Somos amigos. A.M.I.G.O.S. Por qué no entiendes? -Y se echó a llorar.

Para que se fuera, le dije:

-Acaba de marcharte, ella no te ama.

Y comencé a cerrar lentamente la puerta. Cuando estaba a punto de cerrarla, Frank interpuso su pie.

-Ahora verás, maldito infeliz! -Gritó Frank empujando la puerta y abriéndola de un portazo.

Sin pensarlo dos veces lo golpeé en la cara con mi puño derecho haciéndole escupir sangre. Él sacó una cuchilla del bolsillo y gritó:

-Te mataré, malnacido!

Intentó clavar su arma en uno de mis ojos, pero logré agarrar su brazo a tiempo. Lo que no pude evitar fue el rodillazo que me fue propinado en la barriga.

-Parad los dos! -Chillaba Jennie, propinándole una cachetada a Frank en la cara.

-Quita de en medio, puta! -Y la amenazó con la cuchilla.

Yo aproveché el momento y le agarré la mano del arma blanca. Nos mantuvimos unos momentos forcejeando hasta que Frank nuevamente me pateó el estómago haciéndome caer para atrás.

-Te mataré como un perro! -Exclamó acercándose a mí.

Retrocedí hacia atrás.

-Saluda a nuestros amigos en el cielo de mi parte. -Dijo riéndose.

-Mejor hazlo por ti mismo. -Escuché decir a Jennie. Y una bala surcó el aire atravesando el cerebro de Frank.

Este se tambaleó unos instantes y cayó pesadamente hacia delante, justo en mis pies.

Jennie lloraba a lágrima viva mientras sostenía el arma en sus manos. Me levanté lentamente y me acerqué a ella, al estar cerca se la quité de las manos, diciendo:

-Ya pasó amor. Gracias por salvarme.

-Soy una asesina, lo he matado. -Me dijo entre un sollozo.

-Pero lo hiciste para salvarme. -Le dije, no tienes nada de que arrepentirte.

El amor que sentí en ese instante fue inmenso. La quería reconfortar justo como ella hacía siempre. Así que la estreché entre mis brazos y le susurré al oído:

-Estaremos bien, juntos.

El teléfono de Jennie volvió a sonar. Cuando revisó la llamada, me dijo que era de sus padres.

-No vas a responder? -Pregunté. -Ellos están preocupados por ti.

-Y entonces arruinar este momento? Antes muerta. -Dijo lanzando el celular al suelo y disparándole. -No quiero separarme de ti nunca. -Agregó regalándome otra de sus hermosas sonrisas.

Y de esta forma, juntos, fuimos hasta el cuarto y nos tumbamos en la cama con nuestras manos entrelazadas.

-Ya todo acabó, no es verdad?-Me preguntó mirándome dulcemente.

-Sí, gracias a Dios. -Dije.

Amigos hasta la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora