El mensaje

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Este capítulo lo narrará Ryan:

Comencé a vestirme bajo la atenta mirada de Jennie.

-Ahora me estoy volviendo loco, justo lo que me faltaba. -Pensé.

-Crees que estoy loco, verdad? -Le pregunté a mi novia en baja voz.

-Esto nos está afectando a todos por igual, y tú lo has sufrido más que nadie.-Dijo. Qué fue lo que viste realmente?

-Al asesino. -Contesté a secas.

-Dios mío, ya es la segunda vez que sucede. -Dijo tapándose la boca.

-Sí.

-La falta de sueño te está afectando el cerebro, lo mejor será que nos acostemos temprano hoy. -Sugirió.

-De acuerdo. -Dije. -Entonces dormiré en el sofá.

-Eso ni hablar. -Dijo.

-Eh?-Dije sorprendido.

-Esta noche vas a dormir conmigo en mi cuarto.

-En serio?

-Umju, vamos acompáñame. -Y tomando mi mano me arrastró hacia su habitación.

Todo en su cuarto era de color rosado: las paredes, el juego de cama, el armario y las ventanas. Ella apagó las luces y se acostó en la cama, usando solamente unas bragas y un sostén.

-Ven acompáñame.

Yo obedientemente me acurruqué a su lado.

-Jennie.

-Si Ryan?

-Mañana quieres salir cenar conmigo?

-Pues claro mi amor. -Me besó los labios.

Y así juntos conversando de otros temas nos quedamos profundamente dormidos.

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Al amanecer, tuve que irme muy temprano antes de que regresaran mis suegros, quedamos en vernos esa tarde en el parque a las 6:00 pm. Dándole un tierno beso, me despedí de mi novia y me dirigí a mi casa. Mientras caminaba me quedé meditando muchas cosas, entre ellas las visiones que estaba experimentando. Con esto en mi mente seguí caminando hasta que llegué a mi hogar. El resto del día lo pasé tranquilo al lado de mi familia. Esa tarde, me puse mis pantalones negros favoritos, mi playera de Guns and Roses y unas botas altas que hacían juego con mi vestimenta. Me eché un poco de cera para acomodar mis salvajes cabellos y listo.

-Todo un emo. -Me dije mirándome al espejo.

Salí de la habitación y me fui de la casa despidiendo a mamá como de costumbre. En unos segundos llegué al parque.

-Por lo visto Jennie todavía no ha llegado. -Y me senté en uno de los bancos a esperarla.

Mientras esperaba, divisé una figura conocida y le grité saludando con la mano:

-Frank, aquí!

Él al verme, se dirigió a donde yo estaba sin devolverme el saludo. Algo muy común en su forma de ser. Me levanté del asiento y le estreché la mano.

-Cómo estás Ryan? -Preguntó y noté una ira detrás de sus palabras.

Para intentar relajar la conversación le respondí:

-Bien, ahora mismo estoy esperando a alguien.

Él me miró de reojo y contestó:

-Estás en una cita?

Amigos hasta la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora