Ryan, mi amor (Final alternativo)

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Este capítulo lo narrará Jennie:

Caí rendida esa noche al lado de Ryan. Finalmente habíamos acabado de una buena vez con el desgraciado de Frank. Soñé de la forma más bella: ambos asistíamos a la misma universidad, conocíamos un nuevo grupo de amigos, nos graduábamos de nuestras carreras de medicina, para luego trabajar como doctores en un hospital, también que nos uníamos en sagrado matrimonio y que formábamos una alegre familia con 2 hijos; después ya viejos nos convertíamos en abuelos de muchísimos nietos y pasaríamos el resto de nuestra vida en una granja, solos y en paz. Un dolor agudo en mi pecho me hizo despertar del sueño con un sonoro grito. Delante de mí un hombre con una máscara ensangrentada y vestido de negro me hacía un corte arriba de mi seno derecho. Intenté moverme, pero fue en vano, estaba atada de pies y manos.

- Grita más fuerte, aquí nadie te oirá. -Me dijo terminando de hacerme el corte.

Al bajar la barbilla vi como el desconocido utilizaba su cuchillo para terminar de escribir una R mayúscula en mi pecho.

- ¡Ryan sálvame! -Grité completamente asustada.

El hombre de negro interrumpió su trabajo y me miró por unos segundos, súbitamente estalló en una sonora carcajada que me hizo sudar frío.

-Ryan está muy cerca, lo que es incapaz de escucharte. -Respondió.

- ¿Qué me estás tratando de decir? -Le pregunté extrañada por la pregunta y sintiendo como los vellos de mi cuerpo se erizaban.

-Mírame bien. -Me dijo y lentamente fue sacándose la máscara.

- ¡Ryan! -Grité estupefacta. Detrás de aquella máscara estaba el hombre con el que me había acostado, y que amaba ciegamente. Pero había algo raro en él, parecía que era otra persona la que estaba allí en ese momento sonriéndome tan malignamente. 

- ¿Qui.. quie.. quién eres? -Pregunté en un hilito de voz.

- ¿Es que no me reconoces mi amor? -Y rió de forma desquiciada.

- ¡Nooo! Algo está mal, tú no eres Ryan, ¡eres un monstruo!

Recibí como respuesta una bofetada en la cara que me hizo sangrar la nariz.

- ¡Cierra la boca puta, ni tú ni nadie me conoce! No sabes nada, eres igual que todos, incapaz de reconocer mi existencia.

- ¡¿Por qué haces esto?! ¡¿Qué obtendrás a cambio?! -Pregunté envuelta en llanto.

- ¿Todavía no has entendido? Es que quiero vivir, ser al fin un solo individuo.

- ¿Y entonces por qué matarnos?-Pregunté entre sollozos.

-Verás Jennie, yo soy la personalidad endiablada de Ryan, represento su odio a todo lo existente. Siempre estuve callado, mirándolos a ustedes con envidia cómo disfrutaban sus vidas, mientras yo me podría en lo más recóndito de la mente de este chico. Hasta que hallé una forma de escapar de la prisión en la que estaba. Descubrí que si Ryan se relajaba demasiado podía tomar el mando, de este modo lograba controlar su cuerpo por las noches mientras dormía aunque sólo en breves instantes de tiempo, que paulatinamente fueron incrementando gracias a las drogas de su amigo Bruno, jejeje. Pero esto no era suficiente para mí, deseaba su cuerpo en su totalidad, necesitaba acabar con la cordura de Ryan para que su mente descansara por siempre, y adivina cuál era su soporte mental.

-Nosotros. -Respondí con un nudo en la garganta.

- Exacto. Pues resulta que los seres queridos de Ryan eran los que lo mantenían cuerdo. Por eso me di a la tarea de ir matándolos a todos como cerdos en un matadero. Uno por uno. Y sólo quedas tú. -Su cara se acercó a la mía y me dijo. -Cuando Ryan tuvo ese orgasmo, tomé el control por unos segundos, tiempo suficiente para saborear tu cuerpo ¡Y créeme que lo disfruté!-Desplazó su mano para tocar uno de mis pezones.

Amigos hasta la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora