Kirishima Eijiro. Parte 1

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Perfecto, la frase "nada puede salir peor" debería estar prohibida, en todo sentido. El pronóstico en el vuelo anunció que sería una noche calurosa y despejada; sin embargo, la mala suerte me acompaña siempre y ahora un diluvio estaba cubriendo todo Tokio.

Mi episodio de mala racha empezó con abordar el único vuelo que se retrasó en el aeropuerto, luego el destino me juntó con el niño de 10 más malcriado del mundo por horas y claro, perdí mi equipaje al llegar. Para poner la cereza al pastel, estaba totalmente empapada, sin ropa de repuesto y con demasiado frío. Maldito día.

Al estar totalmente mojada por la lluvia ningún taxista se detuvo, pues quien quiere llevar a una pasajera que iba a mojar todo su vehículo. Algo entendible pero despreciable, así que empecé a caminar bajo la lluvia, dispuesta a llegar a mi destino.

Mi celular murió y claro, como buena viajera o como una persona tonta, dejé mi cargador en la maleta. Definitivamente no es mi día.

Habían pasado casi 5 años desde la última vez que estuve aquí. Me mudé a Alemania gracias a una beca cuando tenía 17 para estudiar en un academia de danza. No tuve respiro hasta ahora, por lo que en cuanto me dieron vacaciones, tomé mis maletas y volé a Japón en un intento de sentirme libre... O escapar un poco de todo.

Debí ir primero a casa de mis padres en vez de llegarle de sorpresa a mi hermano, así no estaría empapada, sola y sin dignidad. Yo y mis cuestionables decisiones.

Caminé y caminé por varios minutos, minutos que se convirtieron en horas. Horas peligrosas para esta zona. Estaba por darme por vencida y esperar por un alma misericordiosa cuando a lo lejos logré divisar la ciudad. En un arranque de adrenalina, salí corriendo lo más rápido que mis piernas me lo permitieron.

Una vez observé las luces de los edificios de Tokio tan cerca, detuve mi paso, respirando de forma entrecortada.

Una vez recuperada, empecé a caminar en la dirección que creía correcta. Al menos había dejado de llover y habían transeúntes. Sonreí al recordar las veces que pasé por estas calles con mis amigos y hermano y la nostalgia me invadió.

Seguí andando un poco más, disfrutando de la vista cuando mi estómago empezó a rugir. Normal, pues no comía nada desde el avión, y ya han pasado casi cuatro horas de eso. Me dirigí a una de las tiendas que solía visitar al salir de la academia para comprar una botana.

Tomé un pequeño atajo por un callejón para llegar más rápido. Desearía no haberlo hecho, al menos no este día lleno de mala suerte, y menos a esta hora de la noche. Mi poco sentido común siempre presente, maldita sea.

Unas manos fuertes y asquerosamente largas me tomaron a la fuerza y me acorralaron contra la pared. El dueño de esos brazos me veía como si fuese un millón de dólares que acababa de encontrar en el suelo.

- Vaya, vaya, pero que tenemos aquí. Que hermosa eres, linda. Quién diría que ganaría tremendo trofeo si me quedaba un rato más en este sucio callejón.- Soltó riendo lascivamente.

Totalmente asqueada, junté saliva en mi boca y le escupí en el rostro. El ser despreciable me observó incrédulo y se limpió la saliva mientras reía salvajemente. Luego asestó un golpe a mi rostro, tan fuerte que me nubló la vista por unos segundos.

- Eres una perra sucia ¿eh? ¡Oye Mark, Ven a ver esto! Conseguí una linda zorra para divertirnos esta noche.- Exclamó el mal nacido mientras reía.

Un segundo hombre se acercó, aún más despreciable que el primero. Tomó mi rostro para observarme y le escupí también, esta vez con sangre.

- Maldita perra, las pagarás. Que asco.- Se quejó el segundo hombre e hizo girar mi rostro con otro golpe. Ah mierda, justo lo que necesitaba.

Boku no hero academia. Mini Historias LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora