Boku no hero academia. Mini Historias Lemon

Kirishima Eijiro. Parte final

Advertencia: Capitulo largo

...

Ya no había vuelta atrás, pues mi capacidad de raciocinio se apagó cuando sentí sus labios acariciar los míos dulcemente. Así que lo acepté gustosa, invitándolo a disfrutar del otro en un encuentro carnal dominado por la pasión.

Abrí un poco mis piernas y lo invité a acercarse aún más. Se quedó a distancia, dudoso de hacerlo o no. Sonriendo, lo tomé de la solapa de su saco y lo acerqué a mí sin pudor.

Pude sentir su sopresa, totalmente entendible pues minutos antes aseguré no volver a estar con él de la misma forma; pero no le di oportunidad de apartarse pues enrollé mis piernas alrededor de su cintura.

- Mika...- susurró ronco. Me estremecí al escuchar su grave voz y lo acerqué aún más.

- No hables.- Demandé. Volví a besarlo con desesperación hasta que me separó un poco.

- ¿Estás segura?.- Preguntó serio. Lo observé unos segundos y suspiré.

Físicamente habían cambios muy notables en él. Estaba más alto y musculoso, con su cuerpo adornado con cicatrices que contaban una historia maravillosa. Tenía el cabello más largo y sus facciones estaban más definidas, con la sombra de una barba recién afeitada. Pero sin duda, seguía siendo el mismo chico caballeroso y con ideales fuertemente impuestos que conocí hace años.

Sonreí luego de admirarlo y mi corazón brincó de extraña felicidad y excitación. Volví a tomarlo de su saco y lo acerqué a mí lentamente.

- Estoy segura. Si no lo hago ahora, me arrepentiré después.- Susurré convencida. Kirishima suspiró y volvió a tomarme por la cintura.

- De acuerdo. Pero antes concédeme tu perdón. No podré estar tranquilo si aún me odias. Compensaré todo el dolor que te hice sentir- Dijo suave, rozando sus labios con los míos. Cerré los ojos por la cercanía y jadee.

- Por favor Mika, perdóname.- Volvió a decir, levemente desesperado. Abrí los ojos nuevamente, mirándolo fijo mientras acariciaba su rostro.

Estuvimos un par de segundos así, observándonos sin decir nada. Pude notar la sinceridad en sus ojos y mi corazón dió un vuelco.

- Te perdono...- Susurré suave. Él se quedó estático y dejó de respirar por unos segundos.

- ¿Podrías... Repetirlo? Quiero asegurarme solamente.- Dijo algo nervioso. Reí suave y asentí, acariciando ahora su nuca.

- Te perdono, Kirishima Eijiro. Te per...- No pude terminar la frase pues estaba besándome de nuevo, de forma desesperada pero determinada.

El beso fue un poco tosco, pues la emoción del momento sobrepasaba el autocontrol de ambos. Pequeñas risas y jadeos salían de nuestros labios por tan intenso momento donde la felicidad podía palparse en el aire.

Mi corazón estaba que estallaba de alegría, y probablemente el de Kirishima también pues estaba abrazándome fuertemente por la cintura. Me sentía en paz, pues había dejado al fin todo el rencor de lado.

Rápidamente el beso fue tomando otro rumbo, llenándose con la lujuria brindada por la posición de nuestros cuerpos. Volví a enrollar mis piernas a su alrededor y jadee sonoramente al sentir sus manos acariciar la piel desnuda de mi espalda.

"Húmedo" es la palabra perfecta para describir esta unión de labios ansiosos de intenso tacto. Las manos empezaron a juguetear y recorrer el cuerpo del otro, deseosas de sentir el calor del contrario.

- Eres preciosa Mika.- Soltó en medio del beso, tocando con cuidado mi espalda baja.

Sonreí por el alago y suspiré al sentir su lengua jugar con la mía. Sus manos aún seguían en el límite de mi espalda baja, como esperando mi consentimiento para seguir. Es incluso más caballeroso que antes, que hombre.