Dabi. Parte 3

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De manera tosca y dando tropezones, nos guió hasta unos muros más alejados de la entrada. Estábamos los suficientemente lejos de aquella puerta como para que algún héroe que subiera no nos descubriera. Era la única excusa, pues estaba casi segura que el exhibicionismo era el último de los problemas de este desquiciado. Hacer cosas ilícitas en frente de todos probablemente es motivo de excitación para este hombre.

El beso siguió de manera ruda e intensa por unos minutos, aumentando el calor de ambos notablemente. Ahora estábamos ocultos entre las sombras de concreto, con la música de fondo de la fiesta de abajo como única compañía de nuestros pequeños gemidos y respiraciones entrecortadas.

Las manos de Dabi recorrían con descaro mi cuerpo, mismo que miraba sin pudor cada vez que nos encontrábamos. Decía gustarle mi forma de vestir excéntrica y un poco ajustada, aunque ambos sabíamos que solo me imaginaba sin ella. No sé cómo duramos tanto sin terminar de esta forma.

Casi sentía sus manos traspasar la tela de mi ropa, en un intento desesperado de tocar mi piel desnuda. Tomó mi trasero entre sus dedos largos y cálidos y apretó al mismo tiempo que soltaba un gruñido grave.

- Mierda, tu culo es deliciosamente sexy.- Jadeo entre el beso, haciéndome suspirar sonoramente.

Lentamente fue levantando la falda de mi vestido, riendo pausadamente al sentir solo la fina tela de las mallas de red contra mi piel. Se alejó un poco y alzó una ceja cuando apretó más mi trasero casi desnudo.

- ¿No traes nada debajo de este provocativo vestido?.- Preguntó coqueto, jugando con la tela.

- ¿Por qué mejor no lo averiguas de una vez?.- Respondí en el mismo tono, mordiendo ligeramente mi labio inferior.

- Eres una pequeña zorra, preciosa.- Siguió antes de azotar mi boca otra vez.

Sin embargo, un gemido de sorpresa y enojo cortó el delicioso acto cuando Dabi dió un tirón, rompiendo rápidamente las mallas de red a la altura de mi trasero. Estaba por reclamarle cuando una fuerte palmada hizo que tragara mis palabras. En un rapido movimiento me giró y me hizo chocar de nuevo con la pared, subió la falda para dejar todo mi trasero al aire y terminó de deshacerse de aquellas medias. Me hizo separar las piernas con una pequeña señal de sus pies chocando mis botas y acercó sus labios a mi oreja, apretando uno de mis glúteos.

- Cállate y quédate quieta, déjame saborearte de una maldita vez.- Gruñó en mi oído al tiempo que alzaba su mano y la dejaba caer fuertemente en mi trasero.

Me sobresalté un poco por el ardor ocasionado por el golpe pero asentí como pude, dominada totalmente por la excitación del momento. Satisfecho por mi expresión de placer urgido, se alejó con una sonrisa socarrona y se inclinó sobre mi expuesta piel. Solté un enorme suspiró al sentir su respiración en mi entrada y dejé escapar un largo gemido al sentir su lengua atacar mi húmeda intimidad.

- Mírate, tan mojada por un par de besos. Eres una putita de lo más traviesa.- Habló roncó contra mi, riendo burlón por el leve estremecimiento que atacó mis piernas.

- Te dije que abrieras bien las piernas.- Siguió, un poco molesto por aquello. Tomó mis muslos y los abrió, para hacerme moverlas y darle más acceso a mi ser.

- Mucho mejor, me gusta cuando eres obediente.- Respondió antes de saborear de nuevo mi intimidad.

En este momento estaba viendo las estrellas, tanto literalmente como metafóricamente, pues los lenguetazos cálidos y determinados de Dabi me estaban llevando por un viaje a través de la vía láctea. Estaba jugando conmigo, succionando en las partes más sensibles, lamiendo y besando mis labios con rudeza.

Boku no hero academia. Mini Historias LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora