Kirishima Eijiro. Parte 2

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- Puedes decirme ... ¿QUE COÑO HACES AQUI?.- Preguntó un Katsuki extremadamente cabreado.

- Pues... Estoy herida, ¿acaso te quedaste ciego o que?.- Respondí obvia mientras señalaba mi brazo vendado. Se acercó hasta mí y me señaló. Rodé los ojos y aparté su mano.

- ¡No te hagas la lista conmigo, idiota! ¿Que haces aquí?.- Preguntó de nuevo, haciendo énfasis en la última palabra. Bufé fastidiada.

- Pues quise volver a casa por unos días y darte una sorpresa. Solo que no salió como esperaba.- Dije restándole importancia. Katsuki llevó su mano a su frente y se alejó, visiblemente enojado. Sonreí divertida al verlo así.

- Es que de verdad eres una idiota. La vieja me llamó desesperada diciendo que no sabía nada de tí desde que avisaste que estabas en el aeropuerto. ¿Sabes cuánto ha pasado de eso? ¡Casi 12 horas, carajo!.- Dijo serio mientras me veía desde la puerta. Suspiré, estaba demasiado agotada como para responderle.

- Así que ¿que tuve que hacer yo?.- Prosiguió con su regaño, rodee los ojos fastidiada.- Dejar una misión en la cuál estuve trabajando 2 semanas para ir a buscar a la estúpida de mi hermana. Llamar a la policía para dar tu puta descripción y patrullar para encontrarte. Después de 2 horas ¿sabes que encontré? Que este pelos de mierda que está aquí te rescató y tuvo que llevarte al hospital porque decidiste pasar pon un callejón oscuro a la 1 de la madrugada, dónde claramente te atacaron. ¿De qué tamaño es tu cerebro, ah?.- Terminó su discurso casi escupiendo las últimas palabras.

Había olvidado por completo que Kirishima estaba en la habitación y suspiré derrotada, pues Katsuki había confirmado mi identidad ante él de la forma más estrepitosa. Genial.

- Yo también te extrañé hermanito.- Le dije con una sonrisa inocente. Me me vio incrédulo y se rió sarcástico, probablemente para evitar golpearme.

- Dios santo, si que eres insoportable. Toma.- me lanzó su celular.- Llama a la vieja y dile que estás bien o lo que sea. Iré a hablar con el doctor para saber cuándo dejará salir tu maldito trasero de aquí.- Terminó entre dientes mientras se dirigía a la puerta.

- Gracias, yo también te quiero.- Le dije mientras lo despedía con la mano.

- Cállate.- Gruñó antes de salir y cerrar de un portazo. Suspiré agotada y empecé a teclear el número de nuestra madre.

- Hace mucho no veía a una persona tratar a Bakugo así, fue realmente divertido.- Dijo Kirishima luego de un rato, haciéndome sobresaltar de la sorpresa.

- Kirishima yo....- Me interrumpió mientras se levantaba de la silla.

- No te preocupes, avisa a tu madre y recupérate, tienes que descansar. Me alegra verte de nuevo, Mika, aunque hubiese preferido que fuese en otras circunstancias.- Dijo con una sonrisa amable mientras se acercaba a la puerta.

- ¡Espera! Yo... Déjame agradecerte al menos por salvarme.- Le dije ansiosa. Se volteó, me observó por unos minutos silencioso y me regaló otra media sonrisa, acelerando mi corazón. Voy a arrepentirme de esto luego.

- De acuerdo, hazme saber cuando estés recuperada y acordamos. Hasta entonces.- Dijo en un susurro mientras salía de la habitación.

Cerró la puerta suavemente, dejándome sola en ese blanco y solitario cuarto de hospital, con los sentimientos a flor de piel y el corazón a punto de salir de mi cuerpo.

...

Habían pasado cinco días desde que había llegado a Japón. Katsuki me aceptó a regañadientes en su nuevo departamento y tuve que aguantar el regaño de mi madre por celular los primeros tres días. Nada mejor que estar en paz en tu hogar ¿verdad?.

Boku no hero academia. Mini Historias LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora