Toyomitsu Taishiro (Fatgum). Parte 1

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- N-no hace falta que me acompañes Amaya, estoy bien yendo so-solo.

- Ya te dije que te acompañaré, no me convenceras de lo contrario.

- Pero...

- Nada de peros, ahora sube tu trasero al auto. Te llevaré.

Tamaki me observó con ganas de querer encerrarme en casa y salir corriendo con la llave. Sostuvimos la mirada un par de segundos y bueno, no hace falta decir que gané aquella batalla. Resignado tomó sus cosas y enfiló fuera de casa hasta el auto.

- Eres muy molesta.- Dijo con total sinceridad y sin atisbos de vergüenza, haciéndome reír mientras cerraba la puerta a nuestra espalda.

- Tal vez, pero es mi deber como hermana mayor. Además, iré a buscarte después para llevarte a la agencia. Y no, nada de lo que digas me hará dejarte solo.- Dije divertida pero firme cuando intentó reprochar aquello.

Regresé a casa un par de semanas antes de sus vacaciones por invierno como una pequeña sorpresa. Desde que Tamaki comenzó su temporada de pasantías he insistido fuertemente en conocer a las personas que conviven con él pues unque no lo diga, los aprecia mucho y eso despertó mi interés, ya que solo he conozco a Mirio y Nejire como parte de su círculo social, siendo esta última solo en su etapa de preparatoria.

- ¿Cuántos días estarás aquí?.- Preguntó de repente, observando a través de la ventana del auto en movimiento. Una enorme carcajada lo hizo sobresaltarse y verme con confusión.

- ¿Apenas llegué y ya me estás corriendo? Quiéreme un poco al menos.- Dije divertida.

- N-no es e-eso, yo...- Soltó algo nervioso.

- Estaré hasta después de año nuevo. Lo siento, tendrás que soportarme por un rato.- Le sonreí levemente, la que respondió con un asentimiento. Se hundió en el asiento y observó de nuevo más allá del cristal.

Miré de reojo al peliazul a mi lado y no pude evitar sentir nostalgia. Estaba mucho más alto, sus facciones más acentuadas y desprendía un aura de madurez debajo de todo ese nerviosismo y ansiedad social. Ya no era el mismo niño al que protegía cuando estábamos pequeños, siempre velando por su seguridad en todos lados de manera exagerada y sobreprotectora.

Sonreí al recordar la vez que conocí a Mirio por primera vez, sentí celos de él pues había logrado entablar una conversación con Tamaki sin que éste llorara. Al principio intenté acabar con esa amistad pero todo cambió cuando lo escuché reír un día que llegué tarde de clases. Estaba sentado en el patio de la casa riendo de Mirio, quién se quedó atorado en el árbol por su quirk. Estaba llorando de la risa, totalmente divertido y a gusto con el rubio. Un par de lágrimas resbalaron por mis mejillas y reí por lo bajo por aquello. Tamaki me observó intrigado y algo confundido.

- ¿Estás bien?.- Preguntó preocupado al ver las gotas de agua salada resbalarse por mi rostro. Las sequé rápidamente y asentí.

- Si, solo estaba recordando cuando Mirio y tú se disfrazaron de ovejas en la escuela. Fue tan hermoso.- Dije con exagerado sentimiento.

Tamaki rodó los ojos y se sonrojó, murmurando por lo bajo que no lo avergonzara cuando lleguemos a la escuela. Asentí divertida, ahora llorando de risa por su expresión.

Luego de un par de minutos llegamos hasta la academia, donde lo despedí con excesivo entusiasmo en la entrada. Se encogió de hombros dispuesto a salir corriendo cuando Mirio lo jaló por el suéter y lo hizo devolver para saludarme.

- ¡Oneesan! Hace mucho no te veía, te ves genial.- Dijo amable con una sonrisa, inclinado sobre la ventana del auto.

- ¡Mirio! También es bueno verte ¿que tal los entrenamientos?.

Boku no hero academia. Mini Historias LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora