Sero Hanta. Parte 1

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Una vez más me encontraba en la oficina de mi asqueroso trabajo, ese donde el ambiente laboral es tan tóxico como respirar amoníaco puro. Estaba exhausta, fastidiada, enojada y con humor de perros, solo recordar que hoy es mi último día me relajaba un poco.

Aunque es un idiota con todas las letras en mayúsculas, esta vez debía agradecer con todo mi corazón a mi hermano Tristán por conseguirme un puesto en una agencia reconocida, con un trato diferente y mejor paga. No tengo ni la más remota idea de cómo lo consiguió pero no rechisté y acepté sin pensar, sobretodo luego de ver los ceros que habrían en mi cuenta cada final de mes.

Estaba tan distraída en mis pensamientos sobre mi último día y la entrevista con un héroe que no conozco que no escuché el llamado a mi puerta por parte de Marta, quien me enseñaba de forma divertida dos pares de bolsas de comida rápida.

-¿Ya es hora de almuerzo? Que despistada ¡ven pasa!.- Me quejé y la hice pasar.

- Tranquila, te perdono por el exceso de trabajo. Aunque no debería ni hablarte porque me dejarás sola en este cuchitril.- Se quejó, dejando las bolsas sobre el escritorio y dejando caer su peso en la silla de enfrente.

- Lo siento, prometo pedir un puesto para ti en la agencia.- Me reí ante su puchero. Sacó un envase de papas fritas y me señaló con un bastón.

- Más te vale perra.- Gruñó, comiéndose agresivamente la papa frita.

Marta fue, es y será la única amiga que pude hacer en este infierno. Entramos al mismo tiempo y nos conocimos en la capacitación, prometiendo estar justas en este lugar pues parecía que estábamos en una jauría de lobos enojados. Rápidamente nos hicimos inseparables, tanto que me pidió ser la madrina de su bebé en camino.

Estuvimos hablando mientras almorzábamos, riéndonos de todos en este lugar, de su dolor de espaldas, mi falta de tacto con los demás trabajadores y de nuevo la traición de dejarla sola.

- Casi das a luz, para cuando vuelvas de tu reposo ya tendré un puesto para tí.- Le guiñé un ojo y ella solo bufó.

- Por cierto.- Me llamó al terminar de comer mientras sobaba su enorme panza.- ¿Que hay con Mike? Ha estado rondando tu oficina toda la mañana.- Cambió de tema cuando vimos a cierto hombre pasar por quinta vez fuera de mi oficina.

Rodé los ojos y solté un enorme suspiro de cansancio. Marta alzó una ceja ante mi reacción y empezó a reírse de forma maniática al unir los cabos sueltos.

- No te rías, es horrible esto.- Bufé pero ella seguía carcajeandose.

- No puedo creer que estuviste con él. ¡Es un maldito loco!.- Rió más fuerte, llamando la atención de otros colegas fuera de mi despacho.

- No está loco, es solo que... Es diferente a los demás.

- Está obsesionado contigo Tris, una obsesión enferma que no viste hasta que estuviste con él.- Dijo obvia.

- Salimos una vez ... Y fue un error. No puedo sacarmelo de encima.- Me dejé caer sobre el escritorio, escuchando la risa de gnomo de mi amiga.

De repente un aura extraña empezó a sentirse en la oficina y al levantar la cabeza, observé a Marta que estaba con una expresión de confusión en el rostro mientras veía a través de la pared de cristal. Seguí su mirada y encontré el motivo de aquello, pues un muy espeluznante Mike estaba en la zona de impresiones viéndonos fijamente y sin pudor.

Al percatarse que fue descubierto observándonos, no se inmutó sino que alzó la mano y la sacudió en un saludo leve con una sonrisa pequeña pero cínica. Un escalofríos recorrió mi espalda hasta que alguien lo llamó y tuvo que irse.

Boku no hero academia. Mini Historias LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora