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'Colateral'

끝이 좋으면 만사가 좋다 (Bien está lo que bien acaba)

«"Bien está lo que bien acaba".. Sí, eso debe ser así» recalcó la voz en su cabeza.

Digamos que nada lograba o sacaba un atisbo de debilidad a el hombre que en estos momentos estaba de pie, dentro de su propio mundo.

Su plan no se iba a terminar.

Literalmente, desde su niñez procuró ser fuerte y sagaz para su propio bien, se protegería y pondría una enorme coraza a su alrededor para no salir lastimado, no porque hubiese tenido un mal tiempo cuando era pequeño.

Simplemente no podía terminar así, de esa forma tan estúpida.

Tampoco era un desadaptado o por lo menos, él, Min YoonGi, quería poder ser una persona completa, que sus palabras fueran creídas, usar a otros como peones para lograr llegar al trono enemigo.

Esa era su estrategia, siempre pensó en lo repugnante que eran las personas, siempre, mentirosas, traidoras, hipócritas y débiles. Falsedad.

Por eso, decidió acabar con eso, si, él sería diferente, cambiaría la forma de pensar de muchos, y, en el camino acabaría con los obstáculos que llegaran.

Analiza la situación y crea un plan de respaldo.

Su cabeza, presa de la cólera fue a parar dando círculos, unos con movimientos no muy presurosos, echó esta hacia atrás, necesitaba calmarse así que metió la punta de su lengua entre su encía inferior, tocando de paso sus pequeños dientes frontales/bajos.

Él, quien únicamente se concentraba en repetir ese proverbio que su padre curiosamente le decía: "Bien está lo que bien acaba"

Suspirando pesadamente quitó su chaleco y lo arrojó lejos, este quizás cayendo al piso; con las mismas fuerzas de quitar un peso de encima empezó aflojar los botones de su saco con lentitud, sacó uno a uno con su mano derecha.

También la camisa blanca con cuello de pajarita fue a por el camino de sus manos, no le importaba si en estos momentos lucía desaliñado, necesitaba ocupar su mente para no cometer una maldita estupidez.

Su vista estaba pérdida. Pérdida en ese cristal, uno con fibras fuertes que era usado como una valiosa repisa llena de tanto de eso que afectaba el juicio de los seres humanos, tanto alcohol que podría pasar como reserva para un bar.

De modo que la cantidad/variedad arrasaba y rebasaba el conocimiento de muchos de los que veían el hermoso estante, mucha convicción de colores y tamaño de botellas, era cautivadora la forma en la cual estaban, estratégicamente, acomodadas.

Ese estaste que se hallaba al fondo de la pared de color neutro se mostraba como vicio delante de los ojos de su dueño. Ese cristal, allí donde reflejaba todo lo que se postrara delante era el que se estaba volviendo un alivio para las frustraciones del único que podía tocarlo.

Aflojó la corbata, la desató y la arrancó de su niveo cuello dejándola en su mano, en ese instante la apretó con fuerza, marcandose así sus nudillos blancos por el falto flujo de sangre.

Si todo estaba marchando bien, ¿Qué falló? ..¿Sería su descuido o su falta de dedicación?

Sus orejas estaban rojas, el frío estaba presente en todo momento, incluso estando debajo de un cálido techo, allí seguía latente ese crudo clima.

Dió los pasos faltantes para acercarse a su fin. Su calzado se dejó oír al pisar sin vacilaciones, el único receptor era el eco, así se escucha su caminata sobre el pulido piso.