EXTRA: EL DÍA DESPUÉS DE AYER.

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Extra: 1/?

— 고생 끝에 낙이 온다
(Guseng kûte nagi onda)

“Al final del sufrimiento viene la felicidad”

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Manhattan, Nueva York; 17:32 horas.

Habiendo 13 horas de diferencia entre ambos continentes la similitud entre las estaciones climáticas eran tremendas. La tarde en Manhattan no era tan atractiva como se describía en las producciones cinematografícas de Hollywood, puesto que para variar un fuerte aguacero barría por las concurridas calles de la gran ciudad, enviando ventiscas embravecidas para con los neoyorquinos.

Al combo de agua helada se le sumaron los truenos, no hablemos del tráfico, que a esas alturas la esquina de la avenida Broadway y la Séptima Avenida estaban apretujadas con personas corriendo para refugiarse del grotesco diluvio, adicional, un fastidiosos y estridentes sonidos de cláxones de autos a lo largo del lugar.

Un completo caos que debía ser observado en silencio desde una altura prudente para con la muchedumbre.

Probablemente esto no significaba nada para unos robustos y bastante inescrutables vidrios templados, que, por el momento eran unos excelentes amortiguadores.

El inevitable susurro de la calefacción que pasaba a través de la ventilación de la habitación podía ser percibida de manera suave a comparación de las hojas que eran pasadas con prolijo cuidado, y que, al llegar al final la tinta en negro del bolígrafo se enredaba con las blancas hojas del oficio.

Dedos largos de uñas cortas y un poco destruidas por la ansiedad tomaban cada partícula para leerla; siendo cuidadoso el hombre llevaba en marcha su labor. Soltó un suspiro un poco pesado y desprendió una minúscula maldición entre sus delgados labios un tanto agrietados por el clima.

Levantó su mirada y observó todo a su alrededor, buscando a la nada, inmiscuyéndose entre los objetos de la pulcra habitación, allí estaba él. Deseando que el tiempo se fuera sin dar aviso.

Dejó todo sobre su escritorio de cristal y caminó hacia el gran ventanal que transmitía de forma ordinaria la vista de un barrio en apuros. Distraído, dejó resbalar sus grandes manos dentro de los bolsillos de su pantalón clásico.

Tal vez, intentaba buscar la  característica cajita metálica con forma rectangular... Uh, pero él estaba intentando dejar su vicio. Sonrió no muy satisfecho con que su subconsciente le recordara los 12 pasos.

Tocaron a sus espaldas la puerta de madera. El pulcro golpe interrumpió sus futuras maldiciones. Excelente.

Adelante.

Mr. Min, el representante de la compañía Wang está esperándolo en la sala de juntas. — La mujer de próximos 32 años, de ojos azules como el océano y cabellos dorados y largos como seda; enfundada en un ajustado vestido formal dijó aquellas palabras mirándolo de una forma profunda.

Ella no era siega y su jefe no era un patito feo ni por lo menos, ella llevaba mínimo unos 3 años trabajando para él, y, el saber que el director principal no estaba casado le daba muchas expectativas.

Dígale que en un momento le atiendo.

, entiendo. Permiso.

Salió de la amplia oficina para después dejar el eco de sus tacones resonando al alejarse.

El hombre soltó un suspiro, caminó deprisa para tomar su chaqueta de corte recto y ponerla lo más rápido que pudo. Tan pronto como tomó el ascensor su corazón empezó a golpetear su pecho y garganta.

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