Capítulo 44

517 31 6
                                    

Infedele

Infiel...

Eso es todo lo que me grita mi subconsciente mientras golpeo y pateo el saco de boxeo que cuelga frente a mí, tengo odio guardado en mi interior junto a asco y deshonra.

Mi madre pese a todo jamás fue una infiel, ese fue uno de los grandes ejemplos que nos dio a mis hermanas y a mí.

Diana es feliz con Rogelio, jamás ha tenido la necesidad de engañarlo o algo por el estilo, incluso Dayana ha sido más fiel que yo que estoy comprometida.

No solo es el hecho de que sea una mujer infiel lo que me hace enojar, es la repulsión que siento hacia mí al ser consciente de con quién lo hice.

No es lo mismo que la vez del antro, donde estaba tomada y me exhibí como nunca, ahora estaba sobria y enrede las manos en el cabello del hombre que me dañó.

No tengo idea de cuantas veces me he repetido lo mismo esta mañana en cuanto desperté y bajé al gimnasio, las veces que sólo guardo lo malo de cierta persona y me humillo a mí misma llamándome de lo peor, haciendo referencia a mi infidelidad.

—Vaya, aquí estás— detengo los golpes hacia el costal y observo a Augusto Evans saltando la cuerda.

—¿No está muy viejo para eso?

—Mi cuerpo ha sido ejercitado desde la adolescencia, el ejercicio es como una vitamina para mí —explica mientras se cuelga de una barra de metal luciéndose.

—Si se desgarra algún tendón, no me molestaré en llamar a una ambulancia, así que usted mismo tenga un teléfono a la mano.

—Debes de hacerlo, la familia es primero.

—Usted no es mi familia— suelto y él detiene sus movimientos viéndome fijamente— Aún no.

Se suelta de la barra y camina hacia mí.

—No voy a permitir que pongas a otros como prioridad, tu familia ahora somos nosotros, mucho hago permitiéndote tener a tu sobrina a tu alcance para que la protejas siempre.

—Usted no hace nada más que ayudar a sus hijos a joderme la vida, no sé cuál sea su maldito problema conmigo, pero si de algo debe estar seguro, es que para mí, mi familia es primero, y usted no está dentro de ella.

—Ten cuidado con lo que haces y dices, niña—amenaza.

—¿Cuál es su problema?—lo enfrento sosteniendo su mirada.

—Que eres igual a ella, ese es el maldito problema—golpea la pared furioso.

—¿Quién es ella?

—Denisse, ella era todo lo que un hombre podría desear, cuerpo fenomenal, dulce, amable y sobre todo — hace una pausa recordando— virgen.

—Que gran dato— digo blanqueando los ojos.

—Conmigo era todo lo contrario, ruda, se molestaba por todo, se mostraba fría e indiferente, y pese a todo jamás le puse una mano encima—agrega sorprendiéndome — Tal vez eso me hizo falta, porque de lo contrario no habría hecho lo que hizo.

—¿La secuestró?

—¿Tú qué crees?—responde a mi pregunta.

Asiento y me quedo en silencio esperando a que continúe, jamás me imaginé teniendo esta platica, mucho menos con él, pero el saber que fue de esa mujer, me inquieta.

—Con el tiempo se volvió más débil ante mí, cosa que me agradaba, hasta que un día comprendí lo que hacía, ganarse mi confianza.

Camina hasta una silla y se sienta obligándome a hacer lo mismo pero en una máquina multifuncional.

Virgen De La Mafia 🔪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora