Capítulo 39

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Juventud deseada

Sinaloa/ México

Sara Méndez

Mi mamá siempre decía que todo pasa por algo y eso hacía que llegaran cosas nuevas y a su vez mejores, siempre le creí porque nunca estamos preparados para lo que sucederá a futuro y era mejor esperar cosas buenas que malas, mi vida nunca fue un cuento de hadas, era aburrida y cerrada, la primera fiesta a la que fui se vio arruinada por Daniel, jamás supe lo que era emborracharse y disfrutar de la juventud que los libros y películas me hacían desear.

Me he resignado a que mi destino vaya a progresar para tener algo mejor, por un momento lo creí, creí que cuando Daniel me secuestró y llegué a manos de Dante mi vida mejoraría, pero ¡oh sorpresa! empeoró, porque llegué a sentir, y sentir algún sentimiento solo te hace débil pero ahí está la enseñanza de mi mamá, las personas siempre cambian, ayúdalas a que cambien, ama y perdona.

¿Cómo se supone que perdone a las personas que me arruinaron?, ella perdonó a mi padre en muchas ocasiones ¿Y qué tuvo a cambio?, tuvo que pasar algo detestable para que mi padre abriera los ojos, pero ¿Qué va a hacer que Daniel abra los ojos?

Mi mamá siempre creyó fielmente en el matrimonio y costumbres arcaicas que no la llevaron a nada,—el matrimonio te hace cambiar y ver las cosas diferentes— eso decía cada que abordábamos un tema así.

Es difícil creer para mí que las personas cambien, leer me hizo esperar al amor verdadero, que realmente las personas cambian, Hardin Scott cambio por Tessa después de años, pero Daniel ni siquiera es capaz de alejarse de su familia por mí, Dante prefirió a su primer amor que a mí que era su mano derecha.

Ya estoy cansada, todo tiene un fin, todos nos cansamos, y yo lo estoy empezando a sentir, siento el peso de los años y las muertes solo teniendo 18 años, nunca eh sido de las que se dan por vencidas, aún conservo la fé, por que todo pasa, quiero volver con mis sobrinas y salir a pasear como los planes que hacíamos a futuro.

—¿Estás bien?— pregunta Jason a mi lado.

Él prefirió acompañarme a mí para esta misión, los pocos hombres que me ayudaron vinieron por él y por ende saben que me deben de obedecer, escogimos los mejores.

La DDS es otro tema que me preocupa, pero parece ser que solo a mí me inquieta, Dean sigue como si nada y yo perdí el contacto con cualquier gente de esa rama judicial, Leonardo, uno de los coroneles con los que tenía contacto me vio y me ignoró, no me dañó, pero tampoco ayudó, y eso es sospechoso teniendo en cuenta que tenía tratos con el ministro.

—Sí, déjame aquí— pido observando la zona adinerada de la ciudad.

—No podemos, tenemos que ir a casa, estás llena de sangre.

—JJ, estaré bien, soy temida por la gente, nadie me hará daño.

—No puedo hacerlo, prometí cuidarte.

—No necesito niñeras.

—Sara, por favor, entiende.

—Entiende tú, o paras la jodida camioneta o me lanzo por la avenida, decide.

Detiene el auto muy a su pesar dejándome en una esquina.

—Dile a ese idiota que no me busque, yo sabré cuándo regresar.

—Dime que no irás con él Sarita— toma mi mano cuando abro la puerta.

No necesito pensarlo mucho para saber a quién se refiere.

—¿Regresar con uno de los tipos que me destrozó la vida?, soy la mujer más temida de la mafia, no una tonta como mi sobrina.

—Lo vi, ¿Por qué no lo mataste?

Virgen De La Mafia 🔪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora