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35.

Marzo 2020.

Otro día en el que la Universidad me absorbe, mire a la gente en la biblioteca pasar de haya para acá, mis exámenes y proyectos casi finales para las vacaciones se encontraban en puerta, había faltado a la escuela con un permiso, pero eso no me impedía no justificar trabajos a lo que me encontraba vuelta loca con los pendientes, mi tableta, mi laptop y teléfono se encontraban frente a mi y en cada una había información diferente. Una llamada entrante hizo que apartara mi mirada, ahí estaba el nombre de Jos en grande.

Conteste la llamada y mire al chico que me roba el aire del otro lado de la llamada.

— Espero no interrumpirte — Dijo y negué rápidamente.

— No, solo revisaba algunas cosas de clases ¿Qué haces tú? — Pregunte y el sonrió mostrándome unos papeles de su trabajo, note que se movió un poco y localice detrás de él su balcón y sí es verdad que mis padres habían tirado aquello, cuando los visite no revise ello.

— Se ve demasiado deprimente esa pared — Dije y el se giro a ver su balcón.

— Bueno si lo vemos ahora asi, si, pero con el tiempo me acostumbre, creo que es parte de nuestra historia ese balcón — Susurro y asentí.

— Si, es gran parte de nuestra historia, pero bueno... creí que estarías en tu oficina — Dije y el negó mientras se recargaba en su silla giratoria.

— No, suelo ir cuando tengo que atender temas demasiado importantes, pero mayormente trabajo desde casa, la mejor sensación de la historia — Dijo y sonreí mientras tomaba el teléfono y lo acercaba un poco.

— ¿Cómo esta Harry? Olvide hablar con él, le debo demasiadas explicaciones, me ha de odiar — Dije e hice una cara asustada.

— No te odia, creo que te ama aun más y siempre me ha echado la culpa, entonces no es como que te desprecie, por ahora el si se encuentra trabajando fuera de casa, le diré que le mandas saludos. — Agradecí y él sonrió.

— Westbrook tenemos clase de Anatomía y conocimiento humano — Dijo un compañero de clases y asentí.

— ¿Quién será el modelo de hoy? — Pregunte ante la atenta mirada de Jos Canela.

— Santander, tu momento de brillar llego, hoy puede que tengas con quien pasar la noche, no es de negar que le atraes solo un poco — Dijo y solté una ligera risa mientras guardaba mis cosas.

Me coloque de pie después de guardar mis cosas y tome mi teléfono aun con la llamada de Jos, mire a cejitas y si amigos, se encontraba haciendo una rabieta de coraje por lo que mi amado y preciado compañero de clases acababa de decir.

— ¿Se puede saber quién es ese tal Santander con apellido de banco? — Pregunto ofendido y sonreí emocionada.

— Resulta querido amigo, que Santander es un chico de Ingeniería mecatrónica, es uno de los chicos más guapos y candentes del campus, no dudaría en abrirle lo que quiera, deseo que me parta en dos — Dije emocionada y bueno los celos y ofensas se Jos se podía sentir hasta donde me encuentro.

— Besos en el Anastasio, chao — Susurré y colgué cuando entré al salón.

Me senté junto a Jorge y sonreí emocionada al ver semejante hombre frente a mí, me miro sonriente y el regrese la sonrisa, al cabo de unos minutos más cuando el maestro ingreso ordeno al chico desvestirse, solo quedando en bóxer y solo aquel pedazo de tela no ayudaba nada a concentrarse, cuando comenzamos a pasar uno por uno para revisarlo me colore de las mejillas al verlo frente a frente, comencé a tocar discretamente su cuerpo, escuche un ligero gemido y sonreí.

— ¿Solo con mi toque? Vaya esperé más aguante Santander — Susurré y él sonrió.

— La que no aguantara eres tú si estas debajo de mi — Murmuro y aprete su musculo y soltó un quejido.

— Tienes de donde dejar deseando, pero déjame decirte que mis piernas solo se las abro a una persona y esa lamentablemente no eres tú — Murmure en su oído y deje un beso en su mejilla.

Regrese a mi lugar y Jorge mi miro pícaro.

— Perra no, perrísima mi amor — Dijo y sonreí divertida.

— Desde que nací ya perreaba en el vientre de mi madre — Dije y alcé mi puño para chocarlo contra el de él.

Lo que continuo con la clase decidí terminar de hacer los bocetos y entregue mi trabajo, al salir de las clases camine hacia la parada de autobuses y espere ahí el camión hacia mi destino.

Suspire y mire mi teléfono, me ahogue con mi propia saliva al ver 500 mensajes de Jos Canela y si para nada tranquilo el niño.

Ups...

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Al otro lado de la ventana/Jos Canela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora