Alana Westbrook tiene un secreto: ama escribir historias. Jos, su atractivo, insoportable y mujeriego vecino descubrirá su grande secreto.
Se suponía que nadie debía saber que sus novelas estaba siendo un éxito en internet, cuando Jos descubre que A...
Cuando llegué a casa quería gritar tanto por el estrés de las materias que aun no entregaba trabajos atrasados, entre a la habitación y me avente a la cama con todas mis cosas, abrí mis libros, libretas y mis aparatos electrónicos, comencé a trabajar en mis odiados proyectos perdiéndome de la noción del tiempo. Cuando reaccione la noche comenzaba a caer, me prepare comida chatarra como la cena, lo se moriré al paso que voy, al cabo de un rato más la lluvia se soltó sobre la ciudad me estire frente al ventanal y mire las calles mojadas e inundándose poco a poco, note mi carro estacionado, de todo lo que pasaba lo abandone y prefería caminar, bebí de mi taza de café y bostece, camine hacia el sillón de la habitación y me senté, deje mi taza de café sobre la mesa de noche y me tire al mueble quedándome dormida al instante.
Cuando él día llego me enderece en el sillón incomoda, entre a bañarme y me cambie por algo abrigado por el ligero frio que se encontraba afuera, avente todo lo que se encontraba en la cama a la mochila y salí de la casa, esta vez nuevamente quería caminar, camine hacia la parada de autobuses y llegue justo a tiempo, alrededor de unos diez minutos después llegue a la Universidad, pase a la cafetería de esta a comprar mi desayuno, mientras comía, Jorge se acerco apresurado y estampo contra mi casi tirándome el café encima.
— ¿Qué paso? Vienes como si el príncipe de Inglaterra estuviera en la escuela — Dije y el me enseño la lengua.
— No el príncipe, pero si un chico demasiado caliente y guapo, de solo verlo me mojé — Dijo y sonreí divertida.
— No quiero ver chicos guapos tan temprano, tuve una noche de la misma fregada y no solo eso, dormí en un sillón, ¿Sabes? Quiero una cabra de mascota — Dije y el me miro confundido.
— La última vez me dijiste que un hipopótamo que no creciera estaría bien, cada día la carrera te deja más pendeja — Dijo y sonreí.
— Y a ti cada día la carrera te deja con menos esperanzas de que encuentres a alguien, morirás solo, sin un gato y entonces me buscaras a mí y a mi cabra idiota — Dije y el soltó una carcajada.
— Perra, bien vamos a clases, tenemos laboratorio, después una hora de descanso, de ahí dos horas de prácticas médicas, una hora de microbiología y al final anatomía — Dijo y rodee mis ojos frustrada.
— Es viernes, estoy saboreando mi cama con ganas y mi sueño está esperando para partirme en dos, es lo único que me partirá por ahora — Dije y el asintió.
Entramos a laboratorio e hice un puchero al ver con lo que trabajaríamos hoy, mire alrededor y encontré mi bata, la tome y me la coloque, deje mi mochila en los lokers y Sali hacia la mesa en donde se encontraba Jorge esperando por mí.
En verdad estoy pensando en darme de baja y tirarme de un puente, la medicina es una de las carreras más complicadas que conozco y doctores los respeto, pero yo me quiero suicidar a la mitad del semestre.
Pensare seriamente en comprar dos botellas de licor y un tallo de papitas fritas con salsa
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