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38.

Marzo 2020.

El final de las clases estaba a solo una materia de acabar, suspire cansada, mientras bebía de mi jugo de leche y caminaba hacia el aula de Anatomía junto a Jorge quien masticaba una gomita pensé en Jos y en que el día de hoy no me había hablado, luego recordé el millón de mensajes con alteraciones y si entendí que no debía de jugar así con él de ahora en adelante, Jos es una persona grande a decirlo o explicarlo mentalmente, él quiere a alguien maduro a su lado y definitivamente puedo ser madura pero algunas veces ridículamente infantil.

Ingresamos al aula de Anatomía y me senté junto a Jorge en las primeras filas de enfrente, bostece mientras sacaba mis libros de la mochila.

— Necesito las vacaciones urgentes, no se una playa, con un guapo a mi lado, mamado y un coco no me suena mal — Dijo y sonreí.

— Yo lo que necesito es al único chico que podría soportar a este ser humano, podría pensar en regresar a casa — Murmure y el sonrió mientras me extendía una gomita y yo sonreí enternecida.

— Bueno jóvenes, buenas tardes, sé que están cansados de andar todo el día, pero cada vez están más cerca de las vacaciones, solo hoy y de ahí son libres, hoy tendremos la última clase de este semestre, realmente los voy a extrañar, gracias a todos por ser un gran grupo — Dijo el profesor y todos aplaudimos entre festejos.

— Bien, en esta clase traje aún chico, este chico es mi casi sobrino, no pude conseguir a otro alumno de la institución, pero el llego ayer así que por que no, me dije — Explico mientras se acercaba a la manta que se encontraba tapando la tarima de exposición.

Cuando quito la manta todos pudimos ver a la persona, semi escupí mi café y me enderecé en mi lugar.

— Jos... — Susurre y aclare mi garganta por lo bajo.

Mire al pelinegro quien se encontraba con solo su bóxer cubriendo su parte intima, la última vez que lo vi así su cuerpo tenía forma y músculos, pero esta vez al parecer quiso experimentar con un gimnasio y si amigos, definitivamente Jos Canela es un ser mamado, ahogue un grito de emoción y eso me llevo a ponerme roja hasta de las orejas, Jos me miraba atentamente y ni atención prestaba a los demás alumnos que lo toqueteaban, cuando fue mi turno me acerque con mi libreta para hacer los bocetos, trague grueso cuando estuve solo a unos centímetros de su persona.

Intente concentrarme lo juro, pero mis manos no dejaban de temblar y quería llorar de solo verlo, querer abrazarlo se estaba convirtiendo en una necesidad.

Pasamos la clase entre miradas y pequeñas señas, antes de que finalizara la materia por final del semestre Jos se fue del aula, quise mandar todo muy lejos pero no lo hice, me contuve en grande y espere a que el timbre del final de curso diera toque, y así paso unos minutos después, tome mis cosas y corrí por los pasillos como alma que lleva el diablo, salí de mi edificio y mire al mar de alumnos caminar hacia el portón de la salida, busque a cierto pelinegro entre todos aquellos alumnos y no logre dar con él, mire hacia el portón y note a Jos parado en la entrada con un gran ramo de rosas en la entrada, muchos alumnos esperaban que aquella chica o posible chico saliera para ver de quien se trataba, empecé a caminar sin perderlo de vista, entre en su radar de búsqueda y me localizo, sin despegar nuestras miradas me encamine a él, mis lagrimas comenzaron a descender sin control alguno, ahogue un sollozo cuando lo tuve a tan solo dos metros de mí.

— Cuando te escuche por aquella llamada tuve tanto miedo de perderte, pensé demasiado esa noche mientras tomaba una avión hacia ti y dije no dejare que alguien me quite por lo que he luchado todo este tiempo, te dije que no te dejaría escapar tan fácilmente Alana, deje todo por ti, aquí me tienes a tus pies y en bandeja de oro, ahora contéstame una pregunta — Dijo y asentí.

— ¿Estas dispuesta a compartir tu vida conmigo? — Pregunto mientras abría una cajita de terciopelo y dentro se encontraba un anillo de compromiso.

— Solo con una condición, que me ames sin freno y condiciones — Dije y el asintió.

— Entonces si acepto Buu — Dije entre lágrimas y el sonrió para así acercarse y colocar el anillo, me atrajo a él y sellamos en un beso nuestra nueva promesa de amor.

Los aplausos no se hicieron esperar.

Ese día una gran tormenta de agua se soltó sobre la ciudad, pero para ellos eso no arruino su día, por que el sol no es parte de ellos, la tormenta es la calma en ambos por que solo aquello los atrajo uno al otro.

Por qué Jos Canela fue el cuchillo y Alan Westbrook la mantequilla que Jos Canela irrumpió.

Por qué Jos Canela fue el cuchillo y Alan Westbrook la mantequilla que Jos Canela irrumpió

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Dos más y el finaaaaaaaaaaaal

Al otro lado de la ventana/Jos Canela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora