11.
Enero 2019.
Cuando desperté me encontraba con un jodido dolor de cabeza y un dolor en mi brazo que juraba que me moriría si no recibía atención, como dicen por ahí, dramática siempre.
Al ver a la puerta me encontré con una habitación conocida, solté un gemido de dolor al intentar enderezarme, pero una mano me detuvo en mi proceso.
— Ni lo intentes idiota, por tu culpa estamos aquí — Me giré ante la voz ronca de Jos y lo encontré a mi lado con el torso semi desnudo por las vendas que lo envolvían en su abdomen.
— Hubieras dejado que muriera, era lo mejor — Dije y me enderece de golpe ignorando mi dolor de espalda, brazos, cadera y en general todo mi cuerpo.
— ¿A dónde crees que vas? — Pregunto molesto y le enseñe el dedo de en medio mientras salía de su habitación.
No mire la hora y tampoco es como si me interesara hacerlo, salí de la casa de los canela por una ventana de la sala, pues la puerta ya se encontraba cerrada, camine entre tropezones a mi casa y entre en esta, subí a mi habitación y cerré la puerta importándome poco si mis padres se daban cuenta de que entre a la casa.
— ¿Estuvo buena la película con los Canela? — Pregunto mi hermana del otro lado y suspire intentando no soltarle una maldición.
— Si, ahora solo quiero dormir, mañana tengo escuela — Informe y ella afirmo aquello.
Escuche que sus pasos se desvanecían por el pasillo a mi habitación, mire a mi alrededor y encontré en una esquina de mi cuarto el botiquín de primeros auxilios, lo tome y me mire en un espejo, la niña, la pinta y la santa maría, estoy horrible, espantosa, asco, soy un asco, entre al baño despacio y me despoje de mi ropa como pude, entre a la ducha y me deshice de las vendas que tenia en mi torso, solté una maldición al ver un gran moretón adornando mi estómago, talle mi cuerpo solo con jabón y lave mi cabello como pude pues los brazos me dolían, salí de la ducha y entre a mi closet, me coloque lo que encontré e intente curarme lo mejor que pude. Entre a la comodidad de mi cama y cerré mis ojos cansada de la vida, de Jos y de todos.
Cuando el sol salió la mañana siguiente me estire en mi cama con todo el dolor del mundo, abrí los ojos tensa y sentí mi cuerpo demasiado caliente, entonces confirme que sí, tengo temperatura por el ajetreó de ayer, me pare de mi cama y cambie por ropa más decente, tome mis cosas, salí de mi casa y pase a una farmacia a comprar un electrolito y medicamento para la temperatura, cuando llegue a la Universidad todo el pasillo se me movía, camine hasta mi aula mientras me sostenía de las paredes, tome mi medicamento y espere a que la clase comenzara.
Al cabo de dos horas más sentía que moriría en cualquier momento, la campana del almuerzo sonó y suspire rendida, me coloque de pie y salí hacia el patio de la escuela, me senté debajo de un árbol y me tire sin más al pasto, moriría agonizando de dolor y el frio que sentía por la temperatura alta que tengo. Escuché un suspiro por parte de alguien y abrí mis ojos llorosos, la cara de pocos amigos de Jos se presentó ante mí.
— No debiste venir a la escuela Alana — Dijo y suspire mientras tallaba mis ojos y dejaba salir mis lágrimas.
— Tengo responsabilidades Canela tercero, no puedo dejar mi carrera botada solo por una simple temperatura — Dije firme y limpié mis lagrimas mientras me enderezaba en mi lugar.
Él se sentó a mi lado y me recostó sobre sus piernas.
— Tienes demasiada temperatura — Dijo y suspire cansada.
La mano de Jos peinaba mi cabello, pero en vez de que la temperatura bajara empecé a empeorar, Jos no lo noto por lo tanto me ayudo a llegar a su carro, me llevaría a un doctor, por lo menos un similares, algún día bailare con una botarga de simi, oh si, deseo anotado.
Una de las tantas piernas fáciles de Jos llego a reclamar el por que me encontraba en su lugar, mi cara de muerte fue la mejor, Jos le dijo algo que no escuche y sin más entro al carro, arranco y nos saco a ambos de ahí.
Como dije, un similares fue nuestra mejor opción, un doctor abuelo nos atendió me receto como diez mil medicamentos que obviamente Jos pago, de paso le encloche unas gomitas ¿Qué? Están buenas las de azúcar y disque son vitaminas, pero bueno, regresamos a la universidad y yo me encontraba un poco mejor, entre a mis clases restantes y a la salida me encontré con una mirada asesina por parte de mi hermana.
— Súbete al carro, ahora Alana — Dijo enojada mi hermana y obedecí rápidamente.
Jos se acercó, pero mi hermana lo detuvo.
— Aléjate de ella, no dejare que la lastimes — Dijo mi hermana y mire a Jos con los ojos bien abiertos.
— No es lo que pretendo, déjame explicarte las cosas — Insistió Jos, pero mi hermana negó.
— No, no te acerques a ella Jos, te lo advierto, es solo una niña — Intente abrir la puerta del carro, pero Ana lo había cerrado con seguro.
— ¡Ana basta! — Grite, pero fue inútil, Ana entro al carro molesta y arranco hacía la casa.
Empecé a llorar en silencio, coraje, rabia, lo que fuera lo causante solo quería llorar, aun me sentía mal y sus peleas no ayudaban en nada.
— Hablare con mis padres, te iras a casa de los abuelos — Informo mi hermana y la mire mal.
— No lo hare Ana, no me iré — Asegure y ella me tomo del brazo bruscamente.— No dejare que ese maldito inepto te rompa la inocencia — Dijo seria y me solté de su agarre.
— ¡Basta ya! No soy una niña Ana, se las consecuencias y prefiero afrontarlas — Dile molesta y tome mi mochila.
— Jos no, Alana — Dijo y suspire.
— En verdad lamento tanto que Jos no haya correspondido tus sentimientos, pero el hecho de que tu no hayas triunfado no quiere decir que yo lo intente hacer o que quiera, estas en un error Ana, lo que no fue en tu año, no tiene por qué hacerte daño ahora — Dije y baje del carro rápidamente.
Cuando entre a mi habitación, llore, no sabía del por qué, pero lo hice, tal vez Ana tenga razón y Jos no sea la persona correcta, pero jamás he asegurado intentar algo con él, tendría que llover plumas del cielo para que Jos Canela se fije en mí.
Tal vez difícil, pero no imposible.
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Al otro lado de la ventana/Jos Canela.
Fiksi PenggemarAlana Westbrook tiene un secreto: ama escribir historias. Jos, su atractivo, insoportable y mujeriego vecino descubrirá su grande secreto. Se suponía que nadie debía saber que sus novelas estaba siendo un éxito en internet, cuando Jos descubre que A...