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20.

Enero 2019.

Cuando la noche llego, había logrado acomodar la mayoría de mis pertenencias, Bryan se encontraba en su despacho mientras arreglaba algunas cosas de la empresa, mire mi teléfono sobre la cama y me coloque de pie para tomarlo y revisar las notificaciones.

— ¡Policía, abran la puerta! — Grito un oficial desde la puerta del departamento.

Solté mi teléfono y un grito agudo al escuchar como pateaban la puerta y la abrían de golpe. Oficiales entraron a la habitación y me tomaron de los brazos, claramente empecé a forcejear y miré a Bryan siendo arrestado.

— ¡Que carajos les sucede! — Grite histérica y mire como mis padres entraban a la casa, me solté de los agarres de los oficiales y mire a mi familia.

— ¿Es enserio? — Pregunte enojada y ayude a Bryan a que lo soltaran los oficiales.

— Tiene venir con nosotros, es menor de edad y no puede estar aquí, estará bien, todo acabo señorita — Dijo el oficial y lo mire bien sacada de pedo.

— Acabo los que no tengo, yo jamás he estado en contra de mi voluntad aquí, así que liberen a Bryan — Exigí al oficial y este miro a mi familia confundido.

— Solo me mude con mi pareja ¿Tanto escandalo con eso? Soy mayor de edad y bueno no veo algún rasgo de maltrato en mi — Dije obvia y los oficiales regañaron a mis padres para después retirarse, mire a Bryan sobar sus manos y yo suspire cambiando la mirada a mis padres.

— Regresaras a casa con nosotros, ahora mismo — Dijo mi padre y negué.

— No viviré bajo el mismo techo que Ana, no lo hare así de fácil, quítenme todo lo que quieran, tengo a Bryan ahora y no me iré con ustedes — Dije seria y miré a mi padre y como le hervía la sangre.

— ¿Desde cuando eres así? — Pregunto mi madre y solté una risa.

— Desde el momento en que te pusiste de lado de la hija que no lleva tu sangre — Dije secamente y mi madre me miro sorprendida.

— ¿Cómo es que se eso? No son muy buenos ocultando papeles de adopción y la infidelidad de mi padre, mamá — Dije y mi padre me miro furioso.

— Es un hombre mayor que tu Alana, mucho mayor, tiene la edad de Harry, por dios te lleva como ocho años — Dijo mi padre y suspire.

— Así me lleve veinte papás, si yo lo quiero me quedare con él, no soy una niña y se lo que hago, así que la puerta de mi casa es muy grande, rúmbenle lejos — Dije y mis padres salieron decepcionados de mí.

Cuando Bryan cerró la puerta pude tirarme a llorar, al cabo de unas horas más tarde y que Bryan se quedara dormido abrí mi computadora y abrí mi correo electrónico.

Correo con destino a Jos Canela.

Los sabios dicen que solo los tontos se precipitan, pero no puedo evitar enamorarme. Si me quedara ¿Sería un pecado?
Si no puedo evitar enamorarme. Como un río que fluye seguro hacia el mar querido, así es, algunas cosas están destinadas a suceder.

Jos Canela creo que me quedo claro tu mensaje sin embargo no puedo quedarme sin darte una respuesta, muchas veces te vi como un niño odioso que no pensaba en las consecuencias de sus actos, luego entendí que esa es solo una faceta tuya, una faceta que me costaba entender. Con el pasar de los años entendí que solo es una mascara tuya y que realmente no eres el hijo de puta que pienso, podrás acostarte con todas las mujeres que te gusten pero realmente eso no me importa, por que aunque no me cuidaste de ti como crees tu que lo debiste de hacer no me importa Jos, por que realmente lo hiciste, al mantenerte a mi lado y advertirme de vez en cuando con las cosas, hay diferentes formas de cuidar y sobre todo jamás olvidare cuando me caí de las escaleras de mi casa cuando era una niña y tu te quedaste esos tres días conmigo para cuidarme. Eso Jos, eso es cuidar y apreciar a alguien, no necesitas demostrarme que cambiaste, el Jos que siempre he conocido está ahí escondido y solo necesita salir de aquel lugar en el que se encuentra y enfrentar el mundo como realmente es, espero algún día poder volver a verte y charlar sin tener una pelea cara de chango, te quiero Jos, aunque no lo creas, te quiero y yo... Quiero desearte lo mejor también.

-Alana

Mire a Bryan dormir sobre la cama, la noche fresca daba un cálido aire, camine al balcón y abrí la ventana, el aire fresco golpe mi rostro, mire al frente y solo vi la ciudad y no la ventana de Jos como siempre. En este momento empiezo a cuestionarme si hice lo correcto con mi vida, pero la decisión estaba tomada, tenia que conocer el mundo, así la mano que tomara para guiarme no fuera la de Jos Canela.

Podía enfrentar el mundo, claro que sí, soy toda una mamona que si puede...

No puedo... Lo odio ¿Por qué a mí? El departamento de Medicina tiene que hacer un estudio de salud a los del departamento de Ingeniería y Administración para mi mala suerte ambos departamentos se reunirían en las chanchas de la escuela para hacer las pruebas, era parejo, como tocaran los alumnos y para mi suerte, Jos Canela tomaría ventaja de esto. Al cabo de una hora más tarde la hilera se miraba eterna, por ahora me tocaba estar en mesa anotando a todos los que ingresaban a las cortinas de chequeo, este es mi proyecto así que tengo que hacerlo bien, al cabo de otra hora más me encontraba revisando yo en las cortinas a los alumnos. Por Seguridad me coloque guantes, cubrebocas y lentes transparentes, me gire para guardar las pruebas en la hielera del alumno que acaba de pasar, escuche como entro otro alumno y suspire.

— Por favor retírese la camisa o playera y su pantalón — Dije y me giré, solté un jadeo al ver de quien se trataba.

— Su nombre por favor — Pedí mientras desviaba mi mirada nerviosa a la tabla de hojas, Jos no me ha reconocido.

— José Miguel Canela Rivera — Dijo y asentí mientras tomaba una jeringa para sacarle sangre.

Entre mi mano temblando saque sangre de su brazo, revise sus brazos, cuerpo, peso y medida de cintura, cabe decir que Jos Canela tiene un físico técnicamente perfecto.

— Puede Cambiarse — Dije y me giré a dejar sus muestras en la hielera.

Deje las muestras y me giraron bruscamente para estamparme contra la pared de madera que habían puesto para dividir los demás cubículos, Jos me quito el cubrebocas y me miro directamente a los ojos.

— Podría reconocerte a kilómetros Alana, tienes profesionalismo, pero yo no quiero eso, quiero que me des la cara no un correo con una nota con mucha razón — Dijo y lo mire nerviosa.

— Por favor sal de aquí — Pedí, pero Jos negó.

Forcejé con él, pero fue totalmente en vano cuando Jos me tomo a la fuerza de la cara y me beso.

Sentí bien, lo sentí correcto, pero no podía, no debía.

Sentí bien, lo sentí correcto, pero no podía, no debía

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Al otro lado de la ventana/Jos Canela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora